Por María Carla González
En este año en los cines de Cuba se estrenó la película Inocencia donde se narra, de forma muy acertada, uno de los sucesos más dolorosos de la historia de nuestro país. Creo que el público cubano agradeció la realización de este filme, que además de homenajear a los estudiantes injustamentes asesinados, atrajo ese pasaje de historia a las nuevas generaciones. Casi siglo y medio después, todavía los mitos y la realidad se entrelazan para contar esta historia de horror y tristeza.
Su director, Alejandro Gil, la dedicó a los jóvenes cubanos y creo que logró atrapar al público de todas las edades. En los cines se escucharon VIVA CUBA, aplausos espontáneos y se hacía difícil contener las lágrimas por el realismo de lo narrrado.
Inocencia sacó de los libros a los protagonistas reales, al Capitán español Federico Capdevila, a Fermín Valdés Domínguez, al Cuerpo de Voluntarios de La Habana, a los abakuá y por supuesto a los 8 estudiantes vilmente asesinados. Los presentó como jóvenes de carne y hueso, iguales que cualquiera de estos tiempos, enamorados, con amigos, patriotas.
Participar este 27 de noviembre en la peregrinación para conmemorar el aniversario 148 del fusilamiento de los ocho Estudiantes de Medicina, será diferente a años anteriores.