Arlenys Espinal.
27f… Día de la indignación Aquel 27 de febrero de 1989, cuando la indignación rebasó los límites de la mayoría del pueblo venezolano, apenas a 20 días de haberse celebrado con bombos y platillos “La Coronación”, como se le llamó popularmente a la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez, el país conoció lo inédito que pueden ser las consecuencias de las políticas que se imponen desde afuera y de la ceguera de los políticos de turno. A partir de esa fecha madre, paridora de un nuevo momento, como lo admitió Chávez muchas veces, desde el ejercito se comenzó a gestar la insurgencia militar del 4 de Febrero de 1992, lo que unido a otras fechas históricas de significación como el 12 de febrero de 1814, día de la juventud, instaló en el imaginario colectivo la idea de Febrero Rebelde. A 25 años de esa gesta, poco conmemorada, tal vez porque no cuadra con la historia oficial, pues no queda claro cuales son los héroes a enaltecer, y además la vergüenza étnica inculcada desde la colonia, no da para reconocer a tanto hijo del pueblo junto, desbaratando los supermercados CADA y los planes del FMI Como en esta y todas las batallas por su liberación, el pueblo puso los muertos y la aurora de un tiempo más justo. Ciertamente no hemos conquistado la justicia y por lo tanto tampoco la paz, pero si hemos dado un gran paso en esa dirección, en la medida en que como pueblo en lucha nos reconocemos en el proyecto histórico liberador y nos distanciamos del proyecto dominador, identificando sus herederos, sus signos, sus trampas y lo ajeno que es a la construcción de una cultura del buen vivir. En ese sentido el 27f como insurgencia del pueblo, constituye un referente obligatorio para develar la lógica de los pueblos ante la lógica de la opresión, pero también para identificar las limitaciones que se superponen a que se consoliden los procesos de liberación que se producen después de las batallas. Tales limitaciones tienen que ver con la falta de concreción del buen vivir en el día a día, lo que exige resolver con nuevos valores, la salud, la producción, la alimentación, la educación, vale decir la cultura. A 25 años de aquella inédita jornada, el proyecto dominador, aprovechando la debilidades que se han profundizado en los últimos años y que se sintetizan en la dependencia del pueblo al estado rentista, toma la ofensiva y convierte el febrero rebelde en febrero fascista, sin que el gobierno sea capaz de revertir la situación con el concurso del pueblo en lucha. Si bien en el discurso del gobierno esta de forma permanente la palabra pueblo, este es llamado a apoyar las líneas gubernamentales para solventar la situación, pero nunca para construir y decidir políticas, ni en relación a la salud, ni en relación a la producción, ni en relación a la alimentación, ni en relación a la educación, es decir, no nos han llamado para decidir el camino la transformación cultural, con lo cual están olvidando la premisa fundamental de esta revolución: la participación protagónica A 25 años de aquella gesta, muchas veces renegada, como pueblo pensante y aprendiente, tenemos que concienciar, el proceso que desatamos y las transformaciones conquistadas que no se puede confundir con logros del estado rentista con carácter más social, cosa que se reconoce. Pero en este caso se trata de conquistas políticas profundas que se plasmaron en la CRBV, con las que estamos en deuda hasta hoy, como los derechos de los pueblos originarios, cada día mas maltratados y desarraigados de su cosmovisión, no sólo porque la demarcación se convirtió en un objetivo inalcanzable, sino por los proyectos desarrollistas y depredadores de su ambiente natural y cultural como las carboeléctricas en el caso de la Sierra de Perijá y la explotación del Macizo Guayanés, están a la orden del día A 25 años de la indignación generalizada, la conquista mas preciada, la ruptura con el orden corrupto imperante Adeco-Copeyano, los deseos de transformación y la creciente participación, se han visto frenadas por el aparato del poder del Estado Burgués, con su nueva burocracia, ha hecho todo un trabajo para convertir al pueblo revolucionario en pueblo beneficiario, criminalizando la protesta genuina de los trabajadores, los luchadores sociales de los barrios, invisibilizándolos en los medios que nacieron en revolución, pero que hoy están institucionalizados y cegados de lo que ocurre en la esquina, en el barrio, en el PDVAL. Como dijo una señora haciendo cola en el automercado Bicentenario. “Para saber de la alta política, sólo hay que venir a comprar aquí” A 25 años de aquel estallido social popular, el gobierno llama a la oposición a dialogar pero no a los movimientos sociales, no a los trabajadores, no a los campesinos, para decidir entre todos como ganarle la batalla al enemigo, especialmente en el terreno de la producción y distribución alimentaria que es nuestra debilidad más determinante en este momento, pero no irresoluble A 25 años del Sacudón o Caracazo, hay que repensar, reevaluar y resignificar el proceso ocurrido para comprender y hacer frente a la arremetida fascista desde nuestras propias fuerzas, lo que no significa violencia, pero si poderes creadores, como pueblo en lucha pues…Docente y activista por los derechos humanos
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