Bandera del Orgullo LGTB
Como todos sabréis, hoy, 28 de Junio, es el Día del Orgullo Gay. Este día conmemora los disturbios de Stonewall, en 1969, cuando en una de las muchas redadas organizadas en bares de ambiente, las personas allí reunidas se negaron a continuar con aquel clima de odio y discriminación hacia el colectivo LGTB. Aquellos eran años belicosos, pues las reivindicaciones a favor de los derechos de los homosexuales se mezclaban con las manifestaciones de movimientos feministas, pacifistas o contra el racismo. Ese día marca un punto de inflexión a la hora de abordar el tema de la homosexualidad. Esas revueltas suponen la aceptación de lo que son por parte de estos colectivos, y el orgullo de serlo, reafirmando el hecho de que la homosexualidad o transexualidad no es algo inmoral o reprochable.
Este día supone la afirmación de la libertad de cada persona, la libertad para escoger su sexualidad, su forma de amar, su propia identidad. A pesar de que ya llevamos mucho camino recorrido, todavía no hemos avanzado lo suficiente en cuanto a tolerancia y respeto hacia los colectivos LGTB. Y desde luego a nivel internacional no se ha avanzado nada. Aún existen siete países en el mundo en los que la homosexualidad puede ser penada con la muerte, como es el caso de Mauritania, Sudán, Arabia Saudí, Yemen, Nigeria, Irán y Somalia. Eso sin contar con los múltiples lugares en los que amar a una persona del mismo sexo es ilegal, ya sea por motivos políticos, religiosos o, sencillamente, intolerantes.
Si creemos que por vivir en un mundo occidentalizado estamos a salvo de este tipo de comportamientos, estamos completamente equivocados. Sin ir más lejos, el actual gobierno mantiene un recurso en el Tribunal Constitucional por el que pretende declarar ilegal el matrimonio homosexual; en Francia, hace poco se votó en contra de aceptar una ley para la aprobación de este tipo de unión; en Italia no se castigan las agresiones hacia homosexuales con agravante de delitos de odio; en San Petersburgo, Rusia, es ilegal cualquier tipo de manifestación que apoye la homosexualidad, con el pretexto de querer proteger a los menores de edad. Podríamos estar así horas.
Portada de Encontrando a Alex
Eso sin contar las burlas, risas y discriminación que muchas personas transexuales, lesbianas o gays deben soportar en su día a día, derivadas de la irrespetuosidad de unos pocos. El libro de Kathrin Schrocke, Encontrando a Álex, a pesar de no ser uno de los mejores libros que vayáis a leer en la vida, refleja esta situación cuando conocemos a un chico al que nadie se acerca, al que todo el mundo tacha de raro. Es esta tesitura parece muy relevante la labor de educación que, entre otras cosas, se lleva a cabo con la literatura. Ya os he mencionado muchas veces a la editorial Bajo el Arcoíris, que pretende fomentar valores de tolerancia y respeto hacia las personas, al mismo tiempo que acerca esta realidad a los más pequeños. Por ello, en sus cuentos para niños los protagonistas pueden ser dos príncipes los que vivan felices y coman perdices, como es el caso de Javier y el príncipe del mar, de Nimphie Knox. Pero, ¿todos los padres están de acuerdo en que sus hijos lean estos cuentos? Hace poco, en sus Jornadas de Géneros, Natalia preguntó en su blog a los lectores si les darían a leer a sus hijos libros como estos, en los que los protagonistas perteneciesen al colectivo LGTB. El resultado fue que 47 personas no supieron lo que era LGTB, y que ocho votasen que no. Hasta aquí hemos llegado.¿Desconocimiento? ¿Miedo? ¿Intolerancia? ¿Fanatismo? No sabemos por qué, pero aún hoy en día, en pleno siglo XXI, el rechazo al LGTB es palpable, por eso me parece que este día es un día importante. No solo para las personas transexuales u homosexuales, sino para todos aquellos que creen en la libertad de elegir.
¡Nos leemos!
Poy