La tercera película de la saga, de la que tanto se habló en su momento, seguramente no llegue a realizarse. Por lo visto, en 2010 Danny Boyle dijo que no le importaría trabajar en la película y que se pondría a trabajar en ella tras los Juegos Olímpicos de Londres (Boyle dirigió la ceremonia de apertura), y que un buen guión lograría que el problema que había con los derechos (En Worstpreviews dan a entender que los productores no se hablan entre ellos) no impidiese la realización del film.
Dos años más tarde y con los Olímpicos terminados, ha dejado claro que no hay discusiones al respecto y que si hubiese algo, él lo sabría ya que ha estado muy involucrado en la creación de las dos anteriores.