282,92 euros

Publicado el 04 enero 2019 por Cronicasbarbaras

Para entender a los políticos debemos ponernos en su situación, tanto mentalmente como en su cuerpo, con lo que seremos más comprensivos y menos crueles y críticos con ellos.

Este cronista ha tratado de hacer la transmigración y sentirse más alto, más guapo y más joven, como Pedro Sánchez, por lo que una vez dentro, y desde los dos metros de altura, ha logrado ver a España y a los españoles como son, pequeñitos, diría que insignificantes.

Reflexiono: salí de la nada, morí y resucité como político, y tras esa lucha titánica por la supervivencia estos pequeñines no tienen nada que demandarme, y menos porque gaste 282,92 euros en mis viajes de placer.

Yo soy el presidente, soy el presidente, y  aunque prometí transparencia y austeridad personales, tengo derecho a tomar los reactores oficiales que me dé la gana para ir de conciertos nocturnos en Benicásim con mi mujer e hijas adolescentes --“altos cargos” según información oficial—a oír a “The Killers”, Los Asesinos. Para eso soy el presidente.

Soy el presidente y cuando me da la gana voy también en aviones así a la boda de un cuñao, cuñao sí, a Logroño, o a una reunión cerca de Valladolid, a poco más de una hora en AVE, desplegando coches, helicópteros y aparataje como el del desembarco de Normandía. Soy importante, qué diablos, soy el presidente y doctor en Economía.

A los pequeñitos les disgusta que rehabilite un palacete real en Lanzarote, donado por Hussein de Jordania a Juan Carlos I y entregado al Patrimonio Nacional, para pasar las fiestas de invierno, no de Navidad, que yo no la reconozco ni felicito, aunque sí el Ramadán.

Bueno, ¿y qué?: Es cierto que los guardias civiles que la custodian no tienen donde cobijarse ni servicios higiénicos, pero tampoco se los pusimos a los que protegen el pablacete de mi socio Iglesias en las afueras de Madrid y no me han hecho una huelga.

Dicen que gasto decenas de millares de euros, pero como son “secreto de Estado” sólo pueden atribuirme una factura de 282,92, tan insignificantes como los propios españolitos. A ver si os enteráis: soy el presidente del Gobierno de España.

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SALAS