Si ya tenemos un perro en la familia pero hemos tomado la decisión de que tenga un compañero, es normal que nos pueda inquietar cómo recibirá al recién llegado
¿lo aceptará?, ¿se llevarán bien? Existen múltiples factores que intervienen en la futura relación de dos o más perros en el hogar, pero sin duda nuestro comportamiento en los primeros momentos será decisivo para que todo transcurra en armonía y se hagan buenos compañeros para toda la vida: os damos
3 consejos para que la llegada del nuevo miembro de la familia sea todo un éxito.1. Edades y sexoSi nuestro perro ya es adulto o senior, pensemos que ha tenido siempre toda la casa, -su “territorio”- y a su familia exclusivamente para él. Por tanto
está acostumbrado a gozar de todas las atenciones en solitario y puede percibir como una “invasión” la llegada de otro perro y en un primer momento le podría incomodar tener que compartir su espacio y “sus cosas” con otro congénere.Es importante tener en cuenta si existe una gran diferencia de edad entre ambos perros. Si tu perro es ya de edad avanzada es normal que en un primer momento no tenga la paciencia y la energía suficiente para jugar con un cachorrito recién llegado. Pero, como cada perro tiene su propio carácter no existen reglas fijas, y en numerosas ocasiones un perro mayor acoge con entusiasmo casi protector a un pequeño recién llegado, de una manera totalmente natural.El sexo también es un factor importante; en general si ya se tiene un macho este tolerará mejor la llegada de una hembra (y viceversa), que en el caso de que la convivencia vaya a ser entre dos machos, aunque aquí también influye lógicamente el temperamento de tu perro, y su grado de dominancia y territorialidad. También hay que permanecer atentos si son dos hembras, ya que la territorialidad también está en juego.
2. La presentación: calma y vigilanciaLo más conveniente suele ser que
evitemos una presentación brusca, es decir que no llevemos al nuevo perro a casa para que el “veterano” lo conozca, ya que él lo interpretará como una invasión inesperada de su territorio por un perro desconocido y seguramente no lo reciba bien.Suele dar mejores resultados que el primer contacto se establezca fuera del hogar, en un parque o campo,
en terreno neutral, y con la ayuda de algún miembro de la familia. Es indispensable mantener la calma y no estar tensos ya que los perros perciben nuestro estado de ánimo y este les influye mucho.Cada persona de la familia o amigo llevará un perro sujeto con su correa y se irá acercando con él poco a poco, sin dejar de observar sus reacciones corporales antes de permitirles que tengan su primer contacto físico. Si no percibimos ninguna reacción negativa o de agresividad entonces ya podemos dejar que se huelan y que se conozcan lentamente. Si todo va bien (no vemos pelo encrespado en su espalda, ni gruñidos, ni signos de actitud de defensa o de desconfianza), es el momento de permitirles que caminen juntos y si son machos seguramente orinarán uno tras otro.Si notamos reacciones de agresividad, o miradas fijas y amenazantes se debe parar al instante el contacto, pero sin gritos ni brusquedad, con calma, distrayendo a los perros para que su atención se fije en otra cosa, y volver a retomar el protocolo.Las caricias o elogios son importantes si vemos que los perros se comportan bien, y para evitar los celos, mantendremos en lo posible una jerarquía: acariciamos primero a nuestro perro veterano e inmediatamente después al recién llegado.
3. Llegamos a casa: a cada perro su espacioUna vez en casa con ambos perros, hay que estar vigilantes por lo menos las dos o tres primeras semanas de convivencia mientras ambos se acostumbran a compartir espacio, familia y rutinas de forma cordial. Para conseguir una relación de confianza entre ellos procura que:
- Cada perro tenga su propio comedero y coma solo de él. Es frecuente que en los primeros días los perros tengan un comportamiento intimidatorio por el tema de la comida.
- Juguetes propios. Los juguetes también pueden ser motivo de disputa entre ellos: son objetos que “poseer” y pueden ser el detonante de algún encontronazo al principio.
- No les dejes solos hasta que no estés totalmente seguro de que se llevan bien. Si tienes que ausentarte de casa, coloca un separador entre ambos de manera que puedan verse pero no estar juntos en el mismo espacio.
- Mantén los mismos hábitos en lo posible, para que el perro veterano no perciba cambios bruscos en su vida y el nuevo se acostumbre al ritmo habitual de la casa y se sienta seguro.