FLORES: En la antigüedad los muertos eran velados durante varios días. En esa época las técnicas de embalsamiento no estaban disponible para todo el mundo y los cuerpos se descomponían desprendiendo un olor desagradable.
Para ocultar el olor, se quemaba incienso y se cubría el cuerpo del fallecido con flores para intentar ocultar el olor de la descomposición y hacer más agradable el velatorio. Con el transcurso de los años, la costumbre de llevar flores a los muertos continuo a pesar de no ser necesarias para ocultar el olor.
LUTO: Desde siempre la muerte ha sido causa de miedo, tememos lo desconocido, no saber que hay después de la muerte ha sido causa de temores. En la antigüedad se creía que el alma de los muertos podían regresar y poseer los cuerpos de los vivos, para protegerse de ellos, los vivos se pintaban sus cuerpos de negro para no ser descubiertos por los muertos y salvar su alma. Con el tiempo el negro paso de simbolizar el miedo y el temor a los muertos a ser el color de respeto y manifestación del dolor.
En la actualidad, se utiliza porque al crecer su raíz recta hacia abajo no crea los estropicios que otra clase de árbol causaría en las lápidas. Además, su gran altura sirve de cortavientos.
En la antigüedad también era utilizado por el aroma que desprende, ayudando a enmascarar el olor de los cuerpos de los difuntos.