Hace unos días, comenzó un nuevo mes en el calendario de este año 2016, el mes de octubre. A finales del mes septiembre, un servidor en este blog habló sobre un pequeño grupo llamado Sons of Aguirre, que en aquel momento había hecho solamente cuatro canciones. Pero fue empezar el mes de octubre y se marcaron tres días seguidos de inspiración y deleite auditivo, a ritmo de una nueva canción al día. Es decir, en tres días casi duplican su repertorio. Un fenómeno ciertamente impresionante. Por eso, esas tres nuevas canciones merecen ser analizadas.
La primera de estas canciones se llama La de los maniquíes. Con esta canción me ocurrió un proceso como los que conté en el artículo De las versiones al original: gracias a esta canción, se me ocurrió averiguar cuál era la canción que sonaba justo después del primer extracto de un programa de una radio catalana en el que hablaban de Sons of Aguirre, y así descubrí para mis oídos al grupo español de los años 70 Aguaviva. Por lo demás, nos encontramos con el tipo de canción habitual en Sons of Aguirre: rap con base contundente y letras llenas de ironía y sarcasmo, en las que se meten tanto con la izquierda como con la derecha. Pero mejor escuchémosla:
La segunda de estas canciones se llama Explotando. Me sorprendió mucho esta canción por las bases y el ambiente general de la canción, pues supone una bajada considerable de las revoluciones (en el sentido musical del término), y estaríamos escuchando una especie de “rap de verano”, una canción tranquila pero con el tipo de letras típicas de Sons of Aguirre. Dadle al play:
La tercera y última de estas canciones se llama Amor ideológico imposible. Desde luego, es la más sorprendente de estas tres canciones. Una canción de amor en toda regla. Pretende ser la antítesis de la canción de Nega de Los Chikos del Maiz titulada Mi novia es de derechas. Es maravilloso cómo una canción hecha desde la ironía y el sarcasmo, puede reflejar la realidad sobre algunos tipos de amor. Como diría Josué Yrion, escuche bien:
Espero que os haya gustado este artículo. Un saludo.
Simón de Eiré