Con toda esta locura de las privatizaciones (a las que dedicaré el próximo post) he estado pensando en la falta de información que nos regalan los políticos a la hora de ejecutar planes, acciones y otras tomas de decisiones. Las razones de esta falta de delicadeza con aquellos que te votan, sólo pueden responder a las tres siguientes: 1ª La deficiente gestión que se va a llevar a cabo, 2ª La corrupción que conlleva y 3ª El escaso apoyo popular que suscitara la decisión.
La primera de las razones es muy preocupante. La mala gestión es perjudicial en todos los ámbitos de la vida, desde el plano sentimental al económico, pasando por el laboral, familiar y un largo etc. Debe ser atajada de raíz, y los mecanismos para conseguirlo tienen que ser rápidos y eficientes. En un estado de derecho y obligaciones (no porque no se diga, no es real) falta el compromiso de los competentes y sobra la inutilidad de aquellos cuya principal misión es descuadrar unos presupuestos y tener como objetivo secundario el bienestar de los ciudadanos. La mala gestión también atañe en si misma a la falta de información, y el principal recurso para paliarla debieran ser los partidos que se encuentran en la oposición, aunque como todos sabemos esto no funciona como debiera.
La segunda razón parece muy lógica, ya que sería muy estúpido comunicar a los ciudadanos que estás robando dinero que es suyo, o que estas permitiendo que otros lo hagan. En este caso la negación de la información se da incluso cuando los malhechores han sido descubiertos y niegan que ellos hayan realizado los actos delictivos que se les imputan. La solución pasa por elegir mejor a nuestros representantes, endurecer las leyes que luchan contra esta lacra, y perder el miedo a destapar acciones que sabemos no juegan en el terreno limpio.
En tercera y última posición se encuentra la razón seguramente más preocupante, ya que implica la reflexión por parte de los gobernantes de que los ciudadanos somos tontos y no entendemos aspectos como la macroeconomía, las repercusiones geopolíticas de las decisiones sobre la subida del IVA o el hecho de no rescatar a los bancos. Estas situaciones absurdas suceden cuando uno no ha explicado nada en toda su vida y sus antecesores tampoco lo hicieron, y si nos remontamos en el tiempo, pues eso... La conclusión es que el que está en el poder se cree muy listo porque tiene acceso a una información que guarda para si mismo, y por tanto es capaz de comprender mejor que los ciudadanos de a pie todos los aspectos de la situación. Lo que no se le ocurre es que si lo explicara, muchas de las brillantes mentes que se mueven en la población podría ayudar a solucionar cuestiones que a ellos no se les han ocurrido.
En definitiva, necesitamos transparencia e información pública. En la actualidad es bastante sencillo difundir, pero por estas absurdas razones seguimos desinformados, sin la posibilidad de colaborar en la mejora de la sociedad. Queremos y necesitamos saber las cosas de verdad, lo que implican, para qué sirven, las posibles consecuencias que conllevan, sólo de ese modo se calmará a una multitud que no para de gritar en contra de una clase política que no da la talla. Sí, ya sé que mucha gente les apoya, no siempre uno comprende a sus semejantes y no es sólo un problema de educación como pretenden algunas voces, eso es reduccionismo. Pensemos por qué la gente se contenta sin información y tratemos de colaborar dejando de lado los rencores y las ideologías del enfrentamiento.
Para ampliar el tema del artículo y leer algo más serio e investigado, recomiendo la lectura del estudio "Transparencia y acceso a la información pública en España: análisis y propuestas legislativas", realizado por Emilio Guichot Reina, y que podéis encontrar en la web de la fundación alternativas.