3 sencillas razones por las que debes tomar un descanso de la escritura

Publicado el 25 febrero 2018 por Pipervalca

Sí, sé que durante mucho tiempo hemos bombardeado las redes con artículos que convirtieron el placer de la escritura en una obligación, el arte de la procrastinación (arte del que hablaré en un próximo artículo) y la elegante carrera literaria en la presión por crear una marca y publicar.

Entonces, ¿qué sucedió con esos días en que nos acostábamos a buscarle forma a las nubes? ¿En qué momento empezamos a sentirnos culpables por pasar tiempo con nuestra familia y no editar aquel manuscrito?

No mientas, los escritores somos expertos en juzgarnos de acuerdo a nuestra productividad.

Si leíste la entrada anterior , conocerás el caso de la escritora recluida en un psiquiátrico debido a su obsesión por escribir. Le pregunté esta semana a mi esposa sobre su avance y me comentó que la joven presentó dificultades para conciliar el sueño y pidió una libreta y un lápiz para escribir, petición que fue denegada, pues las luces se apagan a las diez de la noche. Manifestó que le es imposible apagar el cerebro.

Lo que parecía ser una obsesión por las redes sociales demuestra ser ansiedad por escribir.

Creo que nos sucede a todos, en especial a los que no vivimos de la escritura. Aprovechamos cualquier momento para escribir, por lo que un fin de semana o un festivo se convierten en los espacios claves para avanzar y darle forma a ese proyecto especial sobre vampiros adolescentes acosadores . Claro, puedes hacerlo. Aunque también tomarte unas genuinas vacaciones (GE-NU-I-NAS) pueden ayudarte mucho.

¿No estás muy seguro? Espero que estas tres razones te convenzan un poco.

No soy muy de escribir palabras en ingles en mi blog (como pueden ver en mi resistencia hacia la frase sensibility reader ) pero es que Burnout suena muy extremo.

el Burnout no es más que el síndrome de estrés laboral, un agotamiento físico, mental y laboral que nos va llevando poco a poco a un desinterés por nuestras tareas, ocasionar un bloqueo y que puede desencadenar en depresión (como le ocurrió a mi amigo, el que realizó el primer comentario de esta entrada).

Cuando nos apasionamos por un proyecto o dos, o tres y puedo seguir contando, es estimulante ver como sumamos palabras y hojas, pero pronto, sin darnos cuenta, empezamos a perder el foco y a sentirnos cansados. Pronto la escritura se convierte en una actividad que nos agota y nos produce satisfacción ni placer. Es ahí cuando debemos parar. Dejar a un lado todo no nos puede hacer sentir culpables ni crear remordimientos. Al contrario, son esos momentos de descanso los que evitarán el agotamiento. Entonces, deja el computador, tu libreta, tu móvil, apaga tu cerebro y salta a la hamaca.

O algo así. Sucede muy a menudo cuando estamos en la ducha o vamos conduciendo por carretera. Son esos infames momentos de brillantez, cuando no tenemos a la mano papel ni lápiz y arriesgarnos a frenar de repente en la autopista no es buena idea.

Esto ocurre por lo que llaman el pensamiento pasivo. Nuestro cerebro continúa masticando y masticando un problema hasta solucionarlo sin que nosotros intervengamos. Así de sencillo, sin necesidad de forzarlo. Entonces, la mejor solución para esa trama en la que llevas matándote durante semanas es dejar de pensar en ella y no intentar arreglarla. Deja que tu hermoso cerebro (sí, ese que has intoxicado desde la prepa) haga todo el trabajo.

Alguna vez hablé del tema en esta entrada sobre el estilo de vida necesario para ser un escritor creativo . Querido escritor, cuando dejamos de trabajar obtenemos el descanso que tanto necesita nuestro cuerpo y cerebro. Te juro que nada revitaliza tanto como reiniciarlo todo con un delicioso y envidiable sueño solido. Bosteza con todas tus fuerzas, sácate un moco, lanza tus zapatos por los aires sin usar las manos y salta sobre el colchón (después repondrás las tablas que partiste). Duerme, duerme y duerme, como en los viejos tiempos. Cuando no sabías que existía la palabra procrastinación.

Entonces, para terminar esta entrada, que resultó más corta de lo que imaginaba, deja de escribir y pulsa el botón reiniciar.

Este fin de semana que viene aprovéchalo para rascarte el ombligo, ir a ver Pantera Negra y hacer esa pausa que tanto necesita tu cuerpo, sin que sientas un ápice de culpa o remordimiento. Al contrario, verás que te ayudará a retomar la escritura con un nuevo aire. Al menos a mí me ha servido.

Y tú, querido amigo, ¿eres capaz de dejar a un lado la escritura y descansar? ¿Cómo te sientes cuando lo haces? ¿Qué haces cuando no estás escribiendo? Sabes que tus comentarios son bienvenidos.