Nos pintamos los labios de rojo y nos sonreímos en cada espejo, salimos de la peluquería y tendríamos la confianza suficiente para conquistar el mundo entero y parte del espacio sideral... Nos gusta vernos bien, nos da "esa chispa" que nos permite sentirnos mejor y potenciar nuestra autoestima. Y no, la verdad es que muchas veces no pensamos en el motivo por el cual nos gustan tanto los trucos de belleza pero anhelamos descubrirlos y aplicarlos, sea por estética, salud o en un intento imposible de permanecer eternamente jóvenes.
Está claro que pasar por "chapa y pintura" (un buen maquillaje puede obrar milagros) puede potenciar nuestros rasgos más favorecedores y disimular las imperfecciones que tanto nos molestan pero... ¿Te has parado a pensar que pequeños detalles del día a día también podrían ayudarte a lograr una piel más sana y bonita?
Trucos de belleza para una piel siempre sana
Nuestra piel se renueva cada 28 días y por ello es necesario cuidarla a diario aportando los nutrientes esenciales para su regeneración y oxigenación. Sin embargo, a veces no nos acordamos de la importancia de las rutinas de belleza (hay vida más allá del desmaquillante) o en nuestro entorno coexisten factores que afectan sobre la salud y el aspecto de la piel: la climatología, el tabaco, la contaminación ambiental, el sedentarismo, la radiación solar, el estrés, el sobrepeso, una alimentación poco adecuada, el uso de productos cosméticos o tratamientos de belleza de baja calidad o que no son específicos para nuestro tipo de piel...
¡Tranquilidad! Que no cunda el pánico porque voy a desvelarte mis secretos de belleza o, lo que es lo mismo, algunas recomendaciones básicas que te permitirán empezar a cuidarte desde este mismo momento para que tu piel luzca cada día mejor:
- Mantener una dieta sana y equilibrada basada en verduras y frutas de temporada, cereales integrales y legumbres nos permite obtener aportes suficientes de micronutrientes que colaboran al mantenimiento de nuestra salud dermatológica (vitaminas de los grupos A, B, C y E, minerales como el selenio, el zinc o el hierro, etc).
- Incluir grasas cardiosaludables en la dieta habitual es una apuesta segura para mantener la piel sana y vital: ácido oleico, linoleico y linolénico presentes en frutos secos, pescados azules, aguacate, aceites de oliva, maíz o soja...
- Hay que llevar a cabo una rutina de limpieza diaria aunque no nos hayamos maquillado. Ésta puede realizarse con agua tibia y un jabón suave específico para tu tipo de piel (normal, mixta, grasa, acneica, joven, madura, sensible, atópica...) después de tu rutina de limpieza.
- ¿He dicho que desmaquillarse a diario es una obligación? Los restos de producto que hemos utilizado para potenciar nuestra belleza se convierten en residuos que taponan nuestros poros, evitando su correcta oxigenación. Si no te desmaquillas y luego limpias e hidratas bien la piel es normal que ésta se muestre apagada, cansada y con imperfecciones como granitos, rojeces, descamación... Repito: desmaquillar, limpiar e hidratar (por dentro y por fuera).
- El descanso es muy importante, procura dormir lo suficiente (al menos 8 horas) y verás como tu piel también lo agradece. Parece una tontería pero seguro que has escuchado que es uno de los trucos de belleza más usados por las celebridades.
- Tu estado de ánimo también afecta al estado de tu piel, ¿lo sabías? Mírate al espejo y cambia la expresión... ¿Te ves mejor con el rostro relajado, sereno y sonriente, verdad? Sé consciente de cómo te sientes en cada momento y gestiona tus emociones, ello te ayudará a sentirte bien pero también a verte mejor.
La batalla contra la genética
Como ya has visto, la salud, la belleza y la juventud de nuestro rostro dependen de muchos factores, entre los cuales se incluye la genética o la propensión hereditaria que pueda tener cada persona. No obstante, la genética es una predisposición que puede paliarse en cierta medida teniendo en cuenta las recomendaciones anteriores.
De igual forma, debes tener en cuenta que la piel va cambiando y debes adaptarte a sus necesidades. Así que no, no puedes usar toda la vida la misma crema. Cuando somos niños nuestra piel carece de los sistemas protectores y reguladores que tenemos de adultos, es mucho más frágil y requiere de una buena hidratación y protección. Por contra, de adolescentes la revolución hormonal hace que existan desequilibrios relacionados con el sebo, problemas de acné, estrías, quemaduras solares y etc con lo que la protección sigue siendo primordial pero recurriendo a líneas de producto no comodogénicas, reguladoras del sebo pero a la vez humectantes. Superadas esas dos fases, existen muchas razones por las que nuestra piel sigue cambiando o es distinta a otras pieles de la misma edad por lo que debemos atender a sus necesidades particulares, sobre todo si además tenemos la intención de prevenir, atenuar y corregir imperfecciones como las arrugas o las bolsas, por ejemplo.
Cómo afecta el estado de ánimo a la piel
El estado de ánimo y la actitud que mantenemos afecta sobremanera en la salud de la piel y también en la belleza de la misma... ¿Sabes por qué? Exacto, más arriba te he dado algunas pistas. Las emociones que consideramos "positivas" -yo prefiero llamarlas "agradables"- se relacionan con estados y/o conductas sociales y afectivas que segregan oxitocina a nuestro torrente sanguíneo, generando así un estado de bienestar. En cambio, las emociones que solemos llamar "negativas" -desagradables- segregan adrenalina, a la cual nuestras glándulas sebáceas responden con más sebo, una tez apagada, más acné u otro tipo de infecciones...
Entre nuestro cuerpo y nuestra mente todo es química y no existe emoción que no produzca información hormonal sin alterar, para bien o para no tan bien, el estado y funcionamiento de nuestro cuerpo. Si la información que recibe es "agradable" podemos estar contentos/as pero... ¿Qué pasa cuando la emoción desagradable es constante y se convierte en un sentimiento o carga emocional? Tal y como imaginas, lo que sucede es que nuestra piel reacciona con mayor ferocidad pues alerta de que la falta de atención a su aviso traerá consigo más dolencias y de distinta índole y gravedad.
Para que te hagas una idea, hay estudios que confirman que el 80% de problemas dermatológicos son de origen psicosomático (o psicodermatológico): acné, eccema, psoriasis, alopecia, rosácea, caspa, herpes, hiperhidrosis, palidez, rojeces, urticaria, prurito, alergias... Y, efectivamente, se relacionan con ansiedad, miedo, angustia, rabia, estrés y etc.
Aquello que sentimos se refleja también sobre el órgano más grande de nuestro cuerpo, el correcto funcionamiento de nuestro sistema emocional también forma parte de los mejores trucos de belleza:
- Alegría: segrega oxitocina, ilumina el rostro y como todo fluye no hay obstrucciones dermatológicas (desaparecen las imperfecciones) y la piel incluso parece más joven.
- Enfado: resalta las líneas de expresión que se nos forman sobre el labio superior y el ceño.
- Ansiedad: el rostro se apaga, las glándulas sebáceas se activan con mayor frecuencia y, como consecuencia, tenemos una piel más grasa y llena de imperfecciones (¡que pueden agravarse si no llevamos una buena rutina de limpieza diaria!).
- Estrés: puede generar exceso de sebo y, con el mismo, un brote de acné; también puede hacer acto de presencia mediante erupciones infecciosas como puede ser el herpes o autolesiones.
- Tristeza: la piel se torna grisácea y la expresión de la emoción genera una mayor caída del arco de las cejas y la línea de los labios, así como flacidez generalizada en todo el rostro.
- Miedo: congestiona la circulación sanguínea en la cara a causa de la tensión muscular que produce, enfatizando así las conocidas "patas de gallo".
¿Quieres descubrir pautas más concretas para potenciar la salud de tu piel y belleza con mejores hábitos en tu día a día? Entonces te va a encantar este taller con trucos de belleza que he preparado con mi colaboradora, la maquilladora profesional Claudia Hernández. Mientras que ella te enseña las mejores rutinas y looks de maquillaje para sacarte partido yo te explico todo y más para que tu nutrición y emociones te ayuden a verte y sentirte mejor.