En España, se llamó “topo” a las personas que vivieron ocultas tras la Guerra Civil para escapar a la represión franquista.
Juan Diego en el rol de "El Topo" Manuel Cortés Quero.
El uso del término "topo" para referirse a estas personas procede de la obra de los periodistas Manuel Leguineche y Jesús Torbado «Los topos»,publicada en 1977, en la que se narra la historia de 24 de estas personas. El término, sin embargo, no se encuentra recogido con tal significado ni el Diccionario de la Real Academia Española ni el Diccionario de María Moliner.Los historiadores nos han dicho que la Guerra Civil española terminó en 1939. Para los “topos” la guerra terminó mucho más tarde, treinta años después, en 1969, cuando un documento publicado en el Boletín Oficial del Estado “perdonaba” los supuestos “crímenes” que habían cometido.
La historia de los llamados “topos” españoles tiene un paralelismo con otros conocidos “encierros” provocados por la represión. La adolescente Anna Frank estuvo escondida junto a su familia durante dos años y medio en Amsterdam; el soldado Soichi Yokoi permaneció 28 años en una caverna sin saber que la II Guerra Mundial ya había acabado; el activista político Nelson Mandela permaneció en prisión durante 27 años, víctima del apartheid; la líder opositora birmana Aung San Sun Kyi fue liberada a finales de 2010 tras pasar 15 años de arresto domiciliario.
La historia de los “topos” sigue siendo actual.
SINOPSIS:
Esta es la historia de los llamados “topos de la posguerra”, que tuvieron que sacrificar una vida entera para huir de la represión.
Ana Fernandez en el rol de Juliana Moreno, esposa de Manuel Cortés.
Los reputados actores Juan Diego y Ana Fernández prestan sus voces al drama histórico 30 años de oscuridad, una ambiciosa producción documental que mezcla los recursos tradicionales del género con animación para adultos, y que recupera la historia de los denominados “topos” de la posguerra, especialmente la de Manuel Cortés, el “topo” de Mijas.El director Manuel H. Martín comenta como fue trabajar con los actores Juan Diego y Ana Fernández... "Tenía unos 17 años cuando vi por primera vez “Los Santos Inocentes”. Recuerdo que me impresionaron mucho la historia y los personajes y, sobre todo, Juan Diego. Aún no sabía qué quería hacer en la vida, me gustaba el cine pero no pensaba que algún día podría dirigir. Dos años más tarde, nada más entrar en la Facultad de Comunicación Audiovisual, fui al cine para ver el estreno de “Solas”. Era una película sencilla, honesta, realista, basada en la fuerza de su personaje principal. Aquella mujer interpretada por Ana Fernández me dejó fascinado, con aquella mirada directa, contenida, que llega a lo más profundo del espectador. Nunca podré olvidar a María y tampoco al señorito Iván".
"Pasan los años, comienzas a dirigir, te embarcas en proyectos y te ofrecen la posibilidad de trabajar con dos de los actores andaluces que más admiras. No sé si ha sido cuestión de suerte o del proyecto en sí, pero me siento muy afortunado por trabajar con ambos, y más tratándose de un proyecto tan particular. Creo que Juan y Ana han dado a sus personajes los matices necesarios para hacerlos más humanos, aunque únicamente hayan aportado sus voces y su imagen como referente para los dibujantes. Pero, aun no estando presentes físicamente delante de la cámara, tengo la sensación, cuando miro las escenas, que nuestros protagonistas animados desprenden el alma y la esencia de estos dos grandísimos actores. Quiero agradecer a Juan y Ana que hayan apostado sin pensárselo por un proyecto tan atípico".
El verdadero Don Manuel Cortés Quero "El Topo".
Manuel Cortés es el protagonista principal de nuestra historia y estuvo oculto durante treinta años en su propia casa, como si fuese un fantasma. Su historia realmente increíble, asombrosa, humana y universal, es única, pero a la vez es el reflejo de la historia de muchos. El encierro de Cortés no es solo un relato singular sobre un preso político que se mantiene escondido en su propia casa, también trata sobre el miedo y la capacidad de supervivencia humana. La trama va más allá de los propios topos, encontrándonos con padres que sufren por no ver a sus hijos, mujeres capaces de hacer de todo por sacar adelante a su familia y niños que tienen que guardar secretos de mayores para evitar que maten a sus padres. Más allá de la Guerra y la Posguerra, más allá de los vencedores y vencidos, esta historia habla sobre el miedo, la libertad y, sobre todo, la oscuridad y como afectan en la mente y en los corazones de la gente.También comenta sobre la técnica de animación empleada en el documental que... "Siempre me han gustado el cine, la literatura y los cómics de género. Desde el primer momento en el que comencé a dirigir mis proyectos, intenté introducir elementos de todos esos universos artísticos y mezclarlos en el relato, aunque sin olvidar que cada obra debe buscar una entidad propia. Antes de abordar 30 años de oscuridad, que es quizás el proyecto con más carga de animación de los que he dirigido hasta el momento, pensaba en la imagen general que suele tener el público de los cómics, algo que no sucede con el cine y la literatura. Pienso en las novelas gráficas de Will Eisner, en Maus, en Persépolis, en Watchmen, en los cómics de la línea Vértigo… en cómo se pueden contar a través de las viñetas historias mucho más complejas y adultas que abarquen cualquier temática; pero, sobre todo, pienso en lo atractivo que puede ser una historia contada a través de un cómic".
Soy consciente de las dudas que pueden surgir cuando el género documental se ve envuelto por recursos no estrictamente documentales. Sé que esas dudas han surgido en otras ocasiones y posiblemente surgirán con esta historia. ¿Estamos contando una historia real o una historia de ficción? Y si es real, ¿en qué medida se puede justificar el uso de la animación para contarla? Lo cierto es que desde hace mucho tiempo las fronteras entre el documental y la ficción han sido traspasadas por recursos que se han influido recíprocamente, y que en mi opinión han dado lugar a formas distintas, novedosas y apasionantes de acercarnos a las historias reales. Como director también me he planteado estas dudas. Pero al final mi principal intención es la de hacer partícipe al espectador del miedo, la angustia, la desesperación que llevó a los “topos” a renunciar a sus vidas durante tanto tiempo. No se trata simplemente de recordar a estos hombres, sino de implicar al espectador emocionalmente en sus historias. Y la propuesta narrativa que hemos planteado sin duda contribuye a ello.
Fuentes:http://www.30yearsofdarkness.com/es.phphttp://www.filmaffinity.com/es/film765343.html http://www.mijashistorica.com/2011/01/anecdotas-con-d-manuel-cortes-quero-el.html