Si aún no tienen bien claro si estamos ante una precuela, intracuela, postcuela o como diablos se diga, hay que aclarar que esta película subsidiaria de la archifamosa 300 desarrolla su acción simultáneamente a los hechos de su predecesora, en otro escenario (marítimo este) y con los mismos secundarios y diferentes protagonistas.
Y es que los depiladísimos atenienses no tienen comparación con los espartanos en cuerpos fornidos y oficio guerrero, dan menos sensación de épica, y además comete este proyecto el error de verse involucrado en dichas comparaciones por propia decisión; la acomplejada referencia continua hacia Leónidas y sus 300 fieles, así como los cameos y la ubicación constante cual GPS de la situación de los espartanos para que los situemos cronológicamente junto a la nuestra, renuncian claramente a desmarcarse para aprovechar el impulso del mito. Eso y que la misteriosa figura de Jerjes es desvelada, y ya se sabe que la mayoría de veces que en el cine se profana el misterio de un personaje, este suele acabar perdiendo el aura que poseía.
Podemos resumir la cita bélico-artística de esta segunda parte con el espectador asegurando que es tan entretenida como innecesaria y poco arriesgada. Si Leónidas levantase la cabeza…
Dirección: Noam Murro. Título original: 300: Rise of an Empire. AKA: 300: Battle of Artemisia. Duración: 102 min. Intérpretes: Sullivan Stapleton (Temístocles), Eva Green (Artemisia), Lena Headey (reina Gorgo), Rodrigo Santoro (Jerjes), Andrew Pleavin (Daxos), David Wenham (Dilios), Hans Matheson (Aeskylos), Callan Mulvey (Escilias), Jack O’Connell (Calisto). Guión: Kurt Johnstad y Zack Snyder; basado en la novela gráfica “Xerxes”, de Frank Miller. Producción: Mark Canton, Bernie Goldmann, Deborah Snyder, Gianni Nunnari, Zack Snyder y Thomas Tull. Música: Junkie XL. Fotografía: Simon Duggan. Montaje: Wyatt Smith y David Brenner. Diseño de producción: Patrick Tatopoulos. Vestuario: Alexandra Byrne.