Vicente Verdú en El País recuerda que...
En Le Figaro les pareció que dar aquellas 300 páginas por entregas no era recuperar el tiempo sino hacérselo perder a sus lectores y por añadidura otros buenos editores llegaron a la misma conclusión. ¿Conclusión? Proust no publicó en aquellos primeros 13 años del siglo XX, pero esa denegación hizo posible que los 300 folios fueran creciendo hasta los 4.000 y con ellos se conformara En busca del tiempo perdido, el mayor monumento literario del siglo XX.
Compartir