En estos últimos tres años he desaparecido para volverme a encontrar, ha sido un "desmontando a Marta", han quedado atrás muchas cosas para dar la bienvenida a una nueva vida, cada día aprendo a ser una mejor versión de mi misma, y sobretodo a no dejar de intentar ser una super mami.
Una super mami de las de ojeras, pelo despeinado, de las que repiten ropa días seguidos, de las de "la teta" y de las comiditas ricas y nutritivas. He conocido la parte menos amable de cocinar, y es hacerlo sin ganas, unos días con mas tiempo y energía, y otros muerta de cansancio. Pero siempre con dosis doble de cariño para lo que amo y adoro por encima de todo, mi peque, porque ahora el motor de mi vida ya no está dentro de mi, corretea a todas a mi alrededor entre besitos, abrazos, batallitas y juguetes.... muchos juguetes!!
Ni un sólo día os he olvidado, han sido unos años de nuevos descubrimientos, de adaptar mil y una receta a "estilo baby", y siempre diciéndome en mi cabecita: ¡esto debería publicarlo!, pero una cosa son las ganas y otra el tener tiempo de ponerlo todo bonito para la foto, explayarme con mi cámara, y redactar mis recetas a mi estilo. En este tiempo, si he logrado alguna vez tener al menos 5 minutos para ir al baño sola, ya ha sido un logro!
Y es que así soy, intensita para todo, y como no iba a serlo con este maravilloso niño que he tenido la inmensa fortuna de tener, no puedo ser de otra manera. Le he entregado mi vida sin pensarlo dos veces, he dejado todo atrás por propia voluntad sin importar las consecuencias. Porque este ha sido el gran regalo de mi vida y no pienso desaprovechar ni un sólo instante, ni un sólo segundo de abrazar a mi niño, de darle besos, de jugar, de consolarlo o simplemente observarlo y maravillarme de este milagro que me desborda.
Foto de archivo... por eso de no tener tiempo!!
Pero la dura realidad llama a mi puerta, y aunque llevo ya un tiempo que cierro los ojos sin querer aceptarlo, el momento ha llegado y me está explotando en la cara. Mi niño, mi bebe que crece a pasos agigantados, se ha hecho grande (bueno no tanto), en fin, que empieza el colegio.
Y aunque ya tengo obligaciones para esas horas que va a estar en clase, no he perdido las ganas y la pasión de seguir escribiendo y compartiendo. Cocino más que nunca, a veces a regañadientes y otras más tranquila porque toca plato de los que le gusta y sé que no me la juego. Pero me he dado cuenta de lo duro que resulta hacernos responsables de la alimentación de nuestros niños, hacerlo de forma equilibrada, sana y casera.
Aunque no soy perfecta ni mucho menos nutricionista, me esfuerzo mucho por tener una dieta mas o menos equilibrada, darle de comer los alimentos más importantes y nutritivos semanalmente, y educar en buenos hábitos alimenticios. Pero para ser sincera, no me gusta negarle algo a mi niño aunque no sea lo más sano de mundo. Mi regla es "no ofrecer, no negar" (la mía y la de miles de mamas que practicamos esto que ahora llaman crianza respetuosa...)
En casa nunca ha habido un biberón ni una papilla, y dirás... ¡¿que locura es esta?!, si lo reconozco, no es lo habitual (aunque cada vez lo es más, y es increíble la tribu y apoyo que he encontrado en grupos de Facebook, que han sido mi bote salvavidas en los peores momentos). He criado a mi peque con lactancia materna y cuando ha llegado el momento de la alimentación complementaria, le he dado alimentos de verdad, hemos comido todos lo mismo y al mismo tiempo, y si he tenido que adaptar comidas, lo he hecho.
Y aunque al principio todo para mi era novedoso y me encontraba muy sola con esta manera de hacer las cosas, el tiempo y el contacto con otras madres como yo, ha dado como resultado que la comida no sea un problema, que mi peque coma variedad y por el mismo, respetando su ritmo y su apetito. Es increíble los resultados que se consiguen, eso si, mi esfuerzo y también mucho sacrificio es la base de poder hacer así las cosas.
Espero poder estar más a menudo por aquí y sobretodo desempolvar mi amada cámara de fotos!!
Mil Gracias por leerme!