Quiero referir que un fortísimo motivante personal y psicológico de todo hombre al momento de salir a trabajar cada día, es el referido a cumplir responsablemente con su rol y responsabilidades de padre. De manera que una motivación especial para trabajar, y cuidadito si no es la más importante, es la de trabajar en virtud de la responsabilidad de padre (y de hijo); esa es la justificación de la ilustración introductoria, y a la que por cierto me referiré nuevamente en líneas posteriores de este post.
Muchos hombres trabajan durísimo porque aspiran que sus hijos sean personas de bien, que además no tengan que pasar por las mismas penurias que ellos,
Son muchos los padres que se endeudan con prestamistas, o adelantan sus prestaciones sociales con el objetivo de adquirir una casa digna para sus hijos, o para responder económicamente a cualquier eventualidad.
Y la pertinencia de estas ideas con el tema laboral que ocupa el interés editorial de este blog, es que la empresa debe respetar, valorar y promover todo lo que incentive al trabajador, y tal como ya se dijo, el leitmotiv superior de un hombre es su rol de padre.
Incluso es tan fuerte la importancia de ese rol, que algunos padres que enfrentan problemas emocionales o económicos en sus hogares, merman en su productividad, e incluso se ha dado el caso de quien ha robado porque tenía un familiar enfermo y no tenía cómo responder.
Esto implica que la empresa debe tomar muy en cuenta esa realidad de muchos de sus empleados, obviamente, me refiero a sus empleados que son padres. ¿Cómo así?.
Es que cuando un empleado pide un permiso porque van a operar a su hijo y el patrono le responde ¿acaso usted es médico?, está mostrando una indecente falta de relaciones humanas, por el sencillo hecho de que irrespeta el sentimiento humano de ese padre, que en una situación similar afectaría de igual forma a ese patrono, es decir, si a ese patrono se le presenta una eventualidad de operación de un familiar, no podría rendir igual en el trabajo, y muy probablemente, "ese día no iría a trabajar".
Hay ocasiones como la graduación de un hijo,
Hay padres que aspiran pasar un bello fin de semana con sus hijos, y no pocas veces ese plan es arruinado por un patrón que pide que venga a trabajar en esa fecha, y lo más lamentable aún, es que no son pocas las esposas o hijos que censuran a sus esposo o padre porque en lugar de estar con su familia está trabajando, ¿quieren un ejemplo?, pues, el 31 de diciembre sería genial en términos ilustrativos, porque cualquier padre que trabaja por guardias quisiera estar ese día con su familia, pero las obligaciones laborales se lo impiden, y a veces la intransigencia de un jefe a reprogramar cambios con otros que no son padres, se suma al cuadro que limita el compartir familiar.
Hay padres que se esmeran en trabajar con la mayor honradez, porque son guiados por el valor ético de dejar en alto el buen nombre familiar, y son esos trabajadores que dicen: "Me esmero en Trabajar bien por mística personal, y por compromiso con el prestigio de mi familia", así que este es otro argumento de lo que representa para cualquier empleado de cualquier empresa su rol de padre de familia. Este tipo de mentalidad es producto de una ejemplar formación familiar, donde a su tiempo se inculcó en el niño lo que representa la responsabilidad de un hombre cuando aspira a ser padre, y con tal formación, se evitaría los innegables casos de padres que abandonan sus familias, desprestigiando su rol de padre y exponiendo a su familia a cualquier tipo de penurias e incluso miseria: pero, como en todas las cosas y personas, esta es la excepción de la regla, es decir, existen padres y madres ejemplares, y también padres y madres que dejan mucho que desear por su negligencia ante los hijos. Padres irresponsables también afectan la relación laboral, por la situación de embargos de sueldos y mujeres que se ven obligadas a interrumpir en su trabajo al hombre por exigencias del cumplimiento de la pensión alimentaria a los hijos. Aclaro: no es a la excepción sino a la regla, a quien se orienta este post, o sea, a los trabajadores y padres que dejan en alto el prestigio profesional y familiar.
En general "al hombre se le educa para que con un trabajo digno forme una familia" y la levante con sólidos valores éticos y espirituales, donde uno fundamental, es el valor ético del ejemplo personal de vida digna. De forma que es una pésima psicología laboral la del supervisor guiado por prejuicios como que el obrero viene a robar a la empresa o que son unos ociosos: la idea de este post es que el patrono reflexione que el obrero o el empleado sale a trabajar para llevar la dignidad a su familia de llevar pan a la mesa con un sueldo decentemente ganado. Y, cuando se festeja el día del padre en una empresa, son esos valores de dignidad, decencia, abnegación, sacrificio, ejemplaridad, los que deben resaltar como valores de los hombres y padres que conforman la nómina de esa empresa.
¿Sabes cuál es la mayor preocupación que tienen los hombres que se desempeñan en la profesión de vigilancia, o cualquiera otra que represente riesgos a su vida?. Es la preocupación de dejar huérfanos a sus hijos. Estas profesiones riesgosas son las que mejor explican la vinculación laboral con la familiar, porque llevan al hombre a la encrucijada de tener que elegir en sacrificar la vida por su trabajo (o país, en el caso del soldado) o su familia. ¡Difícil elección, verdad!.
Quiere decir que un mínimo gesto como la publicación en cartelera de un mensaje corporativo de felicitación a los padres (como el expuesto en la imagen que inicia este post), aunque sea simplemente por cumplir formalidades, será bien recibido por todo aquel que vive la bella experiencia de ser padre. Y mejor aún si la empresa realiza alguna actividad para celebrar ese día, como un almuerzo especial, o, una entrega de botones a los mejores trabajadores, de los cuales la mayoría caerán en manos de padres que han sacrificado mucho por la empresa en virtud de desarrollarse profesionalmente en una empresa que le aporte los medios económicos para mantener su familia.
Ser padre es una indescriptible satisfacción personal, y un fortísimo motivante laboral.