Autor: Laurence Peter. Aclaro antes que nada que el enunciado culinario de la frase no tiene mucho que ver con el contenido en sí de la entrada de hoy. Está ampliamente admitido que las verduras constituyen una parte esencial de todo buen régimen alimenticio y que aportan nutrientes básicos para el desarrollo de una vida en extremo saludable, pero las verduras a las que quiero referirme me temo que no tienen vitaminas... o al menos del tipo clásico de vitaminas que conocemos más ampliamente.
Algunos ya habrán deducido que la frase de Peter, tiene más que ver con el hecho de que cualquier éxito legítimo (legítimo he escrito y subrayado) en la vida, no se alcanza si previamente no se ha hecho la correspondiente inversión en esfuerzo y sudor. Que si queremos disfrutar del placer del triunfo, antes inevitablemente hemos de transitar por la senda del sacrificio.
Y ahora, ¿nos atrevemos a ser sinceros? ¿Estás dispuesto a ello? Pues vamos allá. Dices que quieres conseguir el éxito en la vida. Perfecto, porque siempre es óptimo tener una máxima aspiración, pero, sinceramente, ¿cuánto tiempo dedicas cada día a conseguir el éxito? ¿Cinco minutos de pensamiento fugaz, veinte de reflexión entre horas, cuarenta de una cierta aplicación inconstante? Tu esfuerzo es el retrato de ti mismo y según el esfuerzo que emplees, las ganas que tengas, la motivación que demuestres, la pasión con la que pelees, así será de grande tu éxito.
Insistiendo en el anterior planteamiento y sin ánimo de molestar, ¿qué éxito esperas conseguir en virtud de lo que hoy día, cada día, dedicas a buscarlo? ¿pequeño, grande, colosal…? Generalmente se sueña un éxito mayor, infinitamente mayor, que el esfuerzo que se hace para obtenerlo, como si no hiciera falta nada más que un poquito de deseo y de intención, para conquistar la mayor de las recompensas.
Las personas que triunfan, si es eso lo que pretendes, tienen un cierto rasgo común que las une y se dediquen a lo que se dediquen : la lamentable manía de no abandonar nunca. Siguen insistiendo en su propósito con tesón, erre que erre, hasta que al fin alcanzan su meta.
Dicho de otra manera, estuvieron dispuestos a hacer un régimen de verduras durante el tiempo que fuera necesario, prescindiendo de otros deleites gastronómicos de los que, por cierto, la mayoría jamás se priva, y todo ello, para poder saborear un determinado día de sus vidas el postre (éxito) que sólo unos pocos alcanzan a disfrutar y a paladear plenamente.
Reflexión final: valora si te merece la pena, pero si te la merece y de verdad quieres el éxito, prepárate a comer verduras hasta ponerte verde y olvídate de esa deliciosa tarta... de momento.