345.- "La sabiduría humana se encierra por entero en estas dos palabras: ¡Confiar y esperar!"

Por Ignacionovo
Autor: Alejandro Dumas. ¿Confiar y esperar? ¡Que pronto se dice¡, ¿verdad? Se dice pronto pero hacerlo sin venirse abajo, supone un esfuerzo tan mayúsculo y una presencia de ánimo tan considerable que, en la práctica, son muy pocos los capaces de desarrollar ambas virtudes sin desfallecer.
La solución perfecta para evitar pesadumbres e inquietudes indeseables sería no esperar absolutamente nada en la vida, y puesto que nada se espera, la dilación o la demora a la hora de conseguirlo, o sea a la hora de conseguir ‘nada’, no perturbará el ánimo.
Sentirse feliz con lo que uno tiene en cada momento es una buena solución… pero admitamos que es bastante difícil vivir sin esperar. La razón que muchas veces nos impulsa y nos mueve, es la esperanza de una cierta compensación a nuestra lucha, entrega y buen trabajo; a nuestra buena disposición, esfuerzo y empeño. Y no deja de ser esta una forma bastante ética de comportarse.
Bueno, todo esto viene a cuento, porque hace poco leí un texto que me llamó especialmente la atención y me conmovió en cierta forma. Corresponde a una de estas famosas web de preguntas/respuestas y en ella una persona consultaba sobre lo qué tenía que hacer para progresar en su trabajo, ya que se entregaba con tesón cada día a su tarea y nadie parecía reconocérselo.
Alguien le contestó así…
“Es normal que no te digan nada cuando haces bien tu trabajo, pero con el tiempo al llegar una oportunidad esta será tuya. Hay que tener paciencia, porque normalmente todos vemos lo negativo en una persona, pero lo positivo no lo vemos.
Tienes que seguir trabajando como lo has hecho siempre, tienes que hablar normalmente, sin querer que los demás te vayan a elogiar por lo que haces, más bien cuando se es eficiente, los ineficientes son tus peores enemigos, pero siempre hay alguna persona que valora lo que haces y no te lo va a estar diciendo, pero si se da cuenta.
Lo digo por experiencia propia. Yo siempre trabajé con muchas ganas, logré superar a muchas personas que tenían más años de trabajar en las distintas empresas en donde estuve. Muchas veces me sentí frustrado porque nadie se daba cuenta de lo que hacía, pero luego fui escalando posiciones, algo que otros no hicieron.
Así que adelante, vas por buen camino y no creas que te van a elogiar fácilmente, pero tu trabajo será valorado cuando menos lo esperes.”
Me pareció una respuesta mesurada, coherente, pacífica, esperanzada y muy sabia. Sabemos que hay otras maneras de progresar, pero también sabemos que no son exactamente morales. A veces llegará el abatimiento y te descorazonarás porque lo que crees que mereces tarda mucho en llegar, pero hay que “seguir, confiar y esperar”. La otra opción es rendirse, claro, pero como ya he dicho muchas veces: en este blog no se rinde nadie.
Reflexión final: “Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.” (Samuel Johnson)