Revista Coaching

363.- "¿Qué es el dinero? Un hombre es un éxito si se levanta por la mañana y se acuesta por la noche y en el medio hace lo que quiere hacer."

Por Ignacionovo
Autor: Bob Dylan. ¿Se puede embotellar la felicidad? Seguro que la marca comercial que ha promovido en España el "I Congreso de la Felicidad", Coca Cola, afirmaría gustosamente que lo más parecido a la felicidad envasada es justamente su bebida.
Que se hable de la felicidad siempre es positivo (sea en un congreso específico o en una charla trivial) y el hecho de que se debata sobre de qué forma alcanzarla primordial… aunque a mi me da la impresión de que tendemos a sobrevalorar demasiado el término; de tal manera que buscamos la felicidad, cuando muchas veces ya la disfrutamos. Nos inclinamos a idealizarla tanto, que solemos pensar que siempre es más de lo que es y de lo que tenemos y así jamás estamos satisfechos.
Lo esencial que creo se debería entender, es que la felicidad no es levantarse en día concreto y proclamar alborozado: ¡Soy feliz¡ Porque, ¿qué ocurriría si en ese mismo instante de éxtasis, nos dieran una noticia tan mala que fuera capaz de abatirnos? Pues que la felicidad revelada se iría inmediatamente al garete…
Estimo que la felicidad no debe ser algo tan instantáneo como el café soluble, sino algo más consistente, capaz de resistir los eventuales acontecimientos negativos sin que ello incida en el índice global medio de lo satisfechos que nos sintamos.
En realidad, si lo pensamos bien, es muy poco lo que se precisa para ser feliz; casi nada si me obligas a cuantificarlo. Lo elemental, no más. Lo esencial, nunca lo accesorio, porque cuanto se empeñe más en hacer compleja la felicidad a través, por ejemplo, de la consecución de una ristra de interminables deseos, más estará expuesto a sentirse infeliz cuando alguno no se atrape.
Y por supuesto, no nos hagamos daño inútilmente con el perjudicial: “Yo fui feliz”. Si, esa vieja letanía de: “hubo un tiempo en el que la vida me sonreía y todo me salía bien. Disfrutaba plenamente de todo lo que hacía y ahora, sin embargo…”
Ya lo decía el poeta: "como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor." Cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue distinto, porque si tenemos la absurda creencia de que ya hemos vivido la mejor parte de nuestra vida, ¿qué hacemos a partir de ahora con el resto? ¿nos quedamos en casa evocando los días felices o salimos de ella intentando repetirlos o superarlos? Yo no sé lo que harás tú, pero yo si sé lo que voy a hacer.
Reflexión final: Eres más feliz de lo que crees y menos probablemente de lo que piensas merecer. Eres más feliz que millones de seres humanos, aunque sólo quizá te preocupe que lo seas menos que unos pocos cientos o lo que es peor, más infeliz que tu vecino.

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