Autor: Andrés Accorsi
Edita: Llantodemudo Ediciones; Córdoba, 2011
Esta reseña va a ser muy personal. Es inevitable. Conozco a Andrés Accorsi desde más de veinte años cuando éramos dos pendex, él haciendo un fanzine llamado “Comiqueando” y yo un adolescente que recién se entusiasmaba con la historieta y que se enganchó a leer historieta yanqui en gran medida por el entusiasmo que Andrés y el resto de los que hacían el fanzine promocionaban al comic yanqui en unos años donde decir eso era casi ser un vendepatria, si uno seguía la línea editorial de la primera “Fierro”. Fui socio de la Biblioteca de historietas que empezó en un espacio mínimo en Entelequia. Lo ví crear la versión revista de “Comiqueando”, uno de los pasquines que más hizo por el fandom comiquero argentino. Me pasé muchísimos domingos en Parque Rivadavia hablando boludeces comiqueras con él y muchos más. De manera harto frecuente la tarde terminaba en Chacarita, en la redacción de la Comiqueando, siguiendo la charla comiquera con facturas y Coca Cola (que haya dejado la Coca Cola Andrés es otro signo del inminente Apocalipsis, si me preguntan a mí). Le mangueé colecciones enteras que siempre me prestó generosamente. Le aguanté discusiones políticas entre él y otro amigo, el Dr. Sax, donde sus opiniones nos ponían a Sax y a mí de la gorra. Él fue quien me contactó con Lucas Varela, resultando en el fanzine Kapop, lo más cercano en mi caso a los quince segundos de fama en el mundillo del comic que puedo mostrar hoy por hoy. Nunca escribí, eso sí, en la Comiqueando: creo que lo hubiera terminado estrangulando con sus momentos de jacobino comiquero. Pero eso no quita que le tenga por un lado un cariño inenarrable por todo lo que me ha aportado como tipo que no solo es fanático de los comics sino que además hace de difundir lo que a él le parece que es grosso del Noveno Arte un apostolado. Que nadie lo dude. Cuando Andrés habla de comics, lo que dice es Verdad. Al menos es verdad para él. No hay marketing cuando habla del comic. No hay negociado detrás. Y eso, en un crítico es el equivalente a oro puro.
Por eso cuando descubrí su blog, me dije “¡era hora!”. Es que un blog era EL formato ideal para tener a un Andrés Accorsi en estado puro. Aclaremos: si bien en Comiqueando la libertad era casi completa, había cosas que – por una cuestión mínima de supervivencia comercial- Andrés tenía que hacer. Que se yo, poner a Batman en tapa para hablar de la última megaultraarchisagacrossovereada (incluso diciendo que era un robo vergonzoso , un “avechucheo” en la jerga que generó la revista) implicaba sacarle espacio para hablar de otras cosas que Andrés probablemente le hubiera gustado hablar peor , como vendían poco, tenía que dedicarle menos espacio. Y además la revista se hacía con mucha gente, con el dirigiendo pero no tocando todos los instrumentos. Así que igual había cosas que Andrés no podía decir porque no había como.
Pero claro en el blog, ese lugar donde el espacio no importa, donde podes escribir cosas enormes (como esta reseña
Este libro recopila precisamente los primeros seis meses del blog, de una manera casi calcada. Y – más allá de las críticas puntuales que Andrés hace- es interesante ver varias cosas del material que él lee. Primero, Andrés lee DE TODO TIPO DE HISTORIETA. Hay comic yanqui, manga japonés, historieta argentina, tebeo español, álbumes de bande desineé. Hay superhéroes, terror, ciencia ficción, aventura, policial, humor, autobiografía, cosas inclasificables. Hay mainstream, hay indie, hay underground. Si alguno creía que Andrés era un tipo pegado mal con los superhéroes, no es verdad. De hecho la cantidad de material perteneciente a los Universos de Marvel y DC es bastante exigua. Y además la mayoría de esos trabajos reseñados son o proyectos especiales o cosas que poco tienen que ver con la continuidad de ambos universos superheroicos. Pero muy poco en serio. Y mucho de ello eran recopilaciones de historietas de superhéroes de por lo menos 30 años. Material nuevo de superhéroes con continuidad regular, muy peor muy poco. Sí que ´sáquenselo de la cabeza. Que Andrés pueda hablar de las movidas y los cambios de Superman, Batman, Spiderman y demases no necesariamente indica que esté enganchado con la lectura. Solo que sabe lo que está pasando y si tiene que leerlo porque eso es lo que el público quiere saber lo va a hacer. Pero no es lo que quiere leer. Lo que quiere leer es lo que aparece acá.
Y en ese sentido hay que estarse atento a sus recomendaciones. Porque explica en cada reseña por qué está bien o está mal lo que leyó. Es ameno, divertido, ácido cuando quiere, sarcástico cuando lo cree necesario. Digamos que si hacés un libro con puras reseñas, tienen que ser reseñas muy buenas para que se venda. Y por suerte las de Andrés lo son. Y mucho.
La edición de Llantodemudo en sí está bien hechita, con una tapa de Lucas Varela inmejorable – bueh, tampoco me hagan caso mucho acá, que Lucas también es amigo-. Dentro el resultado es funcional, sin ninguna diagramación que diga que te cambió la forma de ver un libro pero que cumple más que dignamente, sin imágenes empastadas, manchones que dificultan la lectura y en un papel de buena calidad que no te ensucia las manos cuando pasas los dedos sobre la tinta. Si me pongo hinchapelotas diría que esta cortado un poco medio descuadrado pero eso es romper mucho las guindas me parece a mí.
En suma, este primer volumen de “365 comics por año” está más que bien. Para descubrir comics nuevos, para revalorar antiguos y para descubrir cosas que ni idea tenías que existían. Agradézcanselo a Andrés Accorsi. Como guía en la Comiteca de Babel, no les puede tocar alguien mejor.