4 claves para campus emprendedores

Por Mariodehtercom

Campus emprendedores para cultivar curiosidad e iniciativas

¿Quién sabe qué clase de éxito van a ser capaces de crear por sí mismos en el futuro los estudiantes de un “campus emprendedor”? Si bien no tenemos ninguna certeza, sí podemos crear sus bases y facilitar modelar sus habilidades.

Incubadoras, centros, escuelas, programas… como los prefieras denominar (según tu presupuesto, objetivos y metodologías para formar y promover a emprendedores creadores de empresa), me refiero genéricamente a “campus emprendedor” en términos de zona de cultivo (siembra y cosecha) de talentos emprendedores.

El orden de la exposición no representa ningún grado de importancia relativa.

1. Prepara para “la falta de suerte”

Los participantes de los “cursos”, “concursos” y “maratones” de emprendedorismo suelen exhibir mucha energía y pasión, pero en su contra juega el hecho de no reconocer los huecos en sus propios rasgos de personalidad y carencias en sus habilidades.

La comprensión del hecho que la mayoría de las iniciativas emprendedoras no se ponen en marcha y que la mayor parte de los emprendimientos fracasan rápidamente: es una parte muy importante del proceso del aprendizaje emprendedor.

Fracasar con Gracia

Esto indica que en los campus de formación emprendedora es tan importante la enseñanza de habilidades para planificar y gestionar proyectos empresariales, como el desarrollo y entrenamiento sobre cómo pilotear las trayectorias al fracaso. Dicho de otra forma: a “fracasar con gracia” por si, llegado el caso, los daños no resulten irreparables.

Resulta especialmente relevante para los estudiantes que se preparan para entrar en el mercado del trabajo como empresarios, durante su formación profesional o después de su graduación, asumir las responsabilidades de tomar control autárquico de sus vidas sabiendo que sus resultados son producto de sus propias decisiones y que “la suerte” tiene poco o nada que ver en sus historias desde el corto a largo plazo.

2. El efecto del “socio externalizado”

En esta economía agria, es necesario reforzar a los estudiantes el sentimiento que no se vean trabajando con un contrato como la única opción para sus carreras profesionales.

Una sobredosis de optimismo no viene mal, cuando mucha gente siente que está soplando velas de un barco sin velas, fuertemente amarrado en un muelle sin agua.

Sin embargo, un enfoque útil es instrumentar facilidades para encontrar a corto plazo un empleo vinculado a la vocación profesional que, a la vez, opere como disparador de la inquietud por emprender a mediano plazo.

No crea que el empleador que contratar a un estudiante o recién graduado con intención de emprender su propio negocio podrá constituir una amenaza o una pérdida de tiempo; si puede ver un poco más allá de la punta de su bella nariz, podrá estar viendo un futuro cliente, o un futuro proveedor y una futura oportunidad para desarrollar nuevas líneas de negocios con un socio externalizado (para decirlo de alguna manera); un concepto que he presentado hace algunos años como exoemprendedores.

3. Planchar las ideas arrugadas para conseguir financiamiento

Sin bien el espíritu emprendedor alienta el desarrollo de la economía, los avatares de la economía afectan al espíritu empresarial; se trata de una carretera muy estrecha de doble mano.

La mayoría de los estudiantes universitarios con intenciones de emprender se sienten bloqueados en la idea sobre dónde encontrar el dinero para poner en marcha su negocio. Si el temor paraliza la iniciativa de emprender, un mercado que estimula el miedo produce un efecto devastador sobre los campus emprendedores.

Ayudar a elaborar las hojas de vida y como presentar las ideas

La búsqueda de capital para financiar “ideas” a través de becas o inversionistas ángeles puede ser vivida como una experiencia humillante. El campus emprendedor debe intervenir ayudando intensivamente en la elaboración de las hojas de vida de los estudiantes con iniciativas, facilitando y mediando en las entrevistas, trabajar con especialistas en finanzas y en marketing para alisar las arrugas de los modelos de negocios.

La formulación de un modelo de negocio es más que de un cálculo del “punto de equilibrio” y otras cuestiones meramente “contables” que todos sabemos son subjetivamente muy “manipulables”, aun con datos cuantitativos objetivos.

4. Ser realista

Es probable que el emprendimiento que se inicia como estudiante no va a ser un éxito rotundo, ni mucho menos: el definitivo.

Mi perspectiva es que ese “fuego emocional” es el que mantiene la caldera emprendedora funcionando aun cuando puedan modificarse muchos aspectos del proyecto original.

De allí mi gran preocupación por el estado de ánimo de “mis” estudiantes, adentro y afuera del campus, y para hacer que las lecciones sean experiencias vivenciales sobre cómo será, desde sus propias perspectivas, sus vidas proyectadas a largo plazo con el menor grado de especulación posible; más bien: con el mayor grado de realismo.

Quizás ahora (si no lo ha visto) es el mejor momento para “Ir al Otro Lado y Volver” (el vídeo). Gracias