Creía que esta reseña sería difícil de hacer, lo reconozco.No sería una más de las críticas que hago sobre los libros que leo. Y no lo sería porque esta vez conozco lasmanos que han tecleado cada página, conozco al padre de cada una de laspalabras que tejen 4 de octubre.
Me equivoqué. Será muy fácil redactar estas líneas quesiguen. Leyendo la novela me ha ocurrido algo: avanzadas las páginas me heolvidado completamente de quién la había escrito. Sí, Miguel, te lo confieso:cuando empecé a leer tenía muy presente en mi cabeza a tu persona, a tu Carmen,a los recuerdos de la presentación de tu novela en la Fundación Cruzcampo, aldécimo de lotería de los Sastres que este año nos vuelve a ilusionar, a losblogueros, a la dedicatoria que cariñosamente firmaste en mi ejemplar,… en fin,cogí tu novela entre mis manos con cierta esclavitud de sentimientos. Pero, pasada una veintena de páginas, ya era libre,completamente libre. Ya no me acordaba de ti, de tu nombre, de nuestra amistad,y en mitad de la segunda parte me sorprendí leyendo una novela más de un autorindefinido cualquiera. Ya no te imaginaba a ti, en casa, frente al ordenadorcomponiendo tu obra; ya nada me distraía, pues las palabras me empujaban aseguir leyendo sin pensar, arrastrada como el carrito del viejo Kafer haciaadelante, sin poder detenerme como las horas en el reloj de aquel fatídico 4 deoctubre. Y seguí leyendo sin pararme a pensar en ti, empujada por Gonzalo y susinquietos pensamientos, recorriendo la ciudad de nuestra vida con cada página. Cinco horas después de haber abierto tu opera prima con el cariño que te profeso, la cerré convencidaplenamente de que alguna vez me crucé con Bernal y Vega tomando una cerveza enEl Tremendo (Cruzcampo, claro). 4 de octubre, de MiguelAndréu. Novela en tres partes y un epílogo, que gana fuerza con cada página quese avanza. De lectura agradecida, amena, interesante y casi imposible dedetener. Novela digna de los amantes del género policiaco. Mucho más que una novelanegra, obra de pasiones en triángulo. Narrativa sevillana, de la Sevilla deverdad… por fin, no de esa Sevilla de “cuentos” televisados en jueves noche. Amigos lectores, no hay ninguna duda: si buscan una novelaque les haga olvidar por unas horas su propia vida, 4 de octubre los absorberá sin remedio; si dudan qué regalar estasNavidades, 4 de octubre les haráquedar como auténticos reyes. Nada me resulta más fácil que recomendarles aboca llena el placer que les espera si se acercan a la lectura de 4 de octubre, de Miguel Andréu. Parecía claro y ha resultado ser verdad: del genio de unbuen hombre sólo podía salir una buena novela.