Revista Coaching

4 palabras que pueden destruir toda una organización

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

4 PALABRAS QUE PUEDEN DESTRUIR TODA UNA ORGANIZACIÓN

Hay cuatro palabras que pueden destruir toda una organización: NO ES ASUNTO MÍO. En realidad son cuatro por la traducción, tres en la cita original de Seth Godin

Evidentemente toda organización requiere una división de tareas y responsabilidades (aunque la jerarquía pueda estar más o menos diluida).

Cojamos como ejemplo un equipo de fútbol. Cada jugador tiene definida una posición en el campo, un papel. Pero si a un defensa se le presenta la ocasión de meter gol, chutará a puerta. Y si un delantero tiene que darse una carrera de punta a punta del campo para defender una jugada, deberá hacerlo. Todo lo demás irá en detrimento del equipo, y no lo entendería la afición. Incluso el portero puede subir a rematar un gol, con mejores o peores resultados.

Hay que romper ... ¡falsos mitos!

¿Por qué (no siempre) se hace lo mismo en la empresa? Sospecho que el mismo que el domingo está poniendo verde a un delantero en el campo por no defender, el lunes se le cae el bolígrafo para ayudar a un compañero en la oficina. Es en cualquier caso una cuestión de cultura de cada empresa. Si todo el mundo ayuda a todo el mundo, asume tareas que no son las suyas, nadie se atreverá a contravenir dicha filosofía, y la asumirá como natural. Se trata de colaborar a todos los niveles. Por experiencia.

Obvio, ¿no? No tanto. ¿Cuáles son tus asuntos en la empresa? ¿Crees que basta con ayudar a un compañero, que está pasando un apuro en otro proyecto? Evidentemente ayudar a otro compañero sí es asunto tuyo. Y siempre se puede. Aunque no conozcas el problema o proyecto en el que está trabajando, o no seas experto. Puede que baste con arreglar el formato de un documento, copiar unos datos, imprimir algo o simplemente quedarte en la oficina para que no se sienta solo (y por si en un momento dado puedes realmente ayudarle de manera activa). No es mala práctica llevar un café, o unos refrescos, cervezas, o una pizza, y ofrecerle un descanso (siempre necesario). Un mucho de empatía.

Pero aún voy más allá. Si trabajas en producción, diseño o ingeniería, ¿crees que el marketing no va contigo? ¿Y las ventas? Evidentemente no se trata de hacer el trabajo de otros, menos aún de manera descoordinada. Pero sí de brindar apoyo a otras áreas funcionales o de soporte, y no solo porque te lo pidan. Debes poner los medios para que haya una buena coordinación entre todas las partes implicadas, siendo proactivo. Por ejemplo, si has metido una nueva funcionalidad en un producto, asegúrate de que es conocida y tenida en cuenta por la gente que la va a promocionar o vender. Cuando estés en contacto con tus clientes, debes ser el comercial número uno, transmitiendo seguridad y convencimiento en el producto.

¿La formación? No es solo cosa de personal externo, o de gurús. Cada uno debería ser responsable de formar a los miembros de su equipo, tanto subordinados como iguales. Da apoyo, enseña, organiza pequeños talleres. Transmite lo que sabes. Forma.

¿La imagen de marca? ¿Crees que es solo cosa del departamento de comunicación (o el que corresponda)? No. Por ejemplo, la creación de contenidos en el blog corporativo. Tiene haber alguien que coordine la línea editorial, pero la generación de contenidos es responsabilidad de todos. Y tan importante es que la empresa fomente esta actividad, de manera que no se perciba como una obligación sino como una oportunidad, como que los trabajadores entiendan que sí es su trabajo, aunque no quede por escrito.

¿Y los procedimientos? ¿Crees que proponer contribuciones a los procedimientos y normas no son asunto tuyo? Craso error. Cualquier empresa con un sistema de gestión de la calidad mínimamente serio incluye la parte de revisión y mejora continua de los procedimientos. Pero aunque no esté por escrito, aunque no haya una certificación, las cosas en la empresa no se hacen (o, al menos, no se deberían hacer) por mandato divino. Se hacen en base a la experiencia de las personas. Y ahí puedes contribuir, mejorando las existentes o proponiendo nuevas.

Y de la innovación, ni hablamos. Hay empresas en las que, formalmente, todo el mundo innova. En otras, hay grupos dedicados a la innovación. Sea como fuere, ninguna empresa (mínimamente seria) debe ser impermeable a las opiniones, a las sugerencias, a las nuevas ideas que se le propongan. Es cuestión de usar los cauces adecuados.

Conclusiones

La división de tareas es fundamental para el éxito de cualquier organización. Pero hay asignaciones no escritas, deberes fruto de la responsabilidad personal y profesional, y del compromiso por la empresa. Y es un deber mutuo para empresa y trabajadores. Para la primera, fomentar la confianza e iniciativa de los trabajadores. Para estos, corresponder a dicha iniciativa y fomentar el compañerismo y la colaboración. Empresa y trabajadores saldrán beneficiados.

Aquí he puesto algunos ejemplos de cosas que sí deberían ser asunto de todos, pero seguro que hay más. Te invito a proponer los que quieras en los comentarios a esta entrada.

Fuente http://www.elmiracielos.com/estrategia/4-palabras-que-pueden-destruir-toda-una-organizacion/

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