4. Sin callar

Publicado el 11 febrero 2021 por Cabronidas @CabronidasXXI

     Los hay quienes defienden su causa embutidos en un pasamontañas y detrás de unas siglas, y los hay quienes dan la cara en Las Cortes y no por ello dejan de ser menos hijoputas e indeseables. También los hay quienes protestan prendiéndose fuego o dejando de comer, y otros lo hacen saliendo a la calle pancarta en alto o bien empuñando un micrófono y cantando.

    Como por ejemplo, Pablo Hasél.

    Para él, el marrón empezó el 4 de octubre del 2011. Fecha en la que la Audiencia Nacional lo detuvo y acusó por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias y calumnias a la Corona. En 2021, el Tribunal Supremo ha confirmado la pena y por lo pronto, se va a comer nueve meses en prisión. Si no más. 

    Para cualquiera que simpatiza con el actual continuismo corrupto de un franquismo que nunca debió existir, parcheado con una monarquía a todas luces tóxica y cancerígena, Pablo no es más que un bobo panfletario y un provocador bocachancla al que le tuvieron que dar un par de collejas a tiempo. Para los que estamos profundamente asqueados del actual régimen opresor, personas como Pablo Hasél son necesarias. 

    ¿No es apología del fascismo afirmar que el franquismo fue un periodo de gran placidez, como dijo en su día Mayor Oreja? ¿Es apología del fascismo jurar lealtad a las leyes fundamentales del movimiento nacional, cuya aplicación supuso el encarcelamiento, la tortura y ejecución de miles de españoles, tal y como hizo el sucesor del caudillo fascista, el jefe del Estado antes de ser emérito? ¿Sería apología de la corrupción defender a PP o PSOE, cuyo número de imputados por cohecho, tráfico de influencias, prevaricación, malversación... se cuentan por miles? ¿Cómo es que a Losantos todavía no le han cerrado la boca?

    Si no te gusta que te amordacen, no creas que toda esta mierda contra la libertad de expresión no va contigo. 

    El cerco se estrecha.