– Hincha: término procedente de Uruguay. En cierta ocasión, en un partido entre los dos equipos de la capital, el Nacional y el Peñarol de Montevideo, uno de los aficionados gritaba de manera especialmente eufórica: “¡Arriba el Nacional! ¡Arriba el Nacional!”. Uno de los espectadores, sorprendido por la pasión que mostraba el aficionado, preguntó: “Quién es el que grita”. A lo que otro respondió: “Es el hincha”. La persona que gritaba con tanto ímpetu era el responsable “de hinchar los balones” que le llamaban el “hincha”.
– Hooligan: La palabra tiene su origen Inglaterra y el término procede del apellido Hoolihan, que fue el de una familia de origen irlandés "cuyos miembros, alcohólicos y camorristas, amargaron la vida de sus vecinos en la segunda mitad del siglo XIX en el barrio londinense de Southwark", según recoge Ernest Weekley en su libro "Romance of Words" (1912).
– Aliron: el origen hay que situarlo en el País Vasco y procede de la expresión inglesa “All iron” (todo metal). En las minas de la zona, los productos más puros y de mejor calidad que se obtenían de las excavaciones eran catalogados por las empresas británicas asentadas en la zona con la denominación de “All iron”. Pronto, los trabajadores de las minas comenzaron a relacionar la expresión españolizada –“Alirón”– con aquellas cosas de mayor valor o calidad, entre ellas, la consecución del título de liga:
“La verdadera fiebre del hierro estalló hacia 1876. Aprovechando el final de la guerra carlista, la supresión de aduanas, las facilidades para exportar y los permisos para instalar ferrocarriles, las empresas británicas trajeron a la Margen Izquierda del Nervión una oleada de inversiones. Aquí tenían un hierro excelente, cerca de un gran puerto, mano de obra barata y posibilidad de trabajar a cielo abierto todo el año (no como en las minas escandinavas). Se instalaron docenas de compañías –entre ellas 64 inglesas– que invirtieron millones y millones, emplearon a 12.000 obreros y llegaron a producir 6,5 millones de toneladas anuales de hierro (la décima parte de la producción mundial). Fue una época frenética, un hervidero humano que desfiguró el paisaje: destruyeron montañas, desviaron ríos, abrieron balsas gigantescas, instalaron hornos de calcinación, tendieron tranvías aéreos para bajar el hierro en baldes hasta los cargaderos del puerto, construyeron planos inclinados para las vagonetas, trazaron la red ferroviaria más densa de Europa. Al calor del hierro se levantaron las industrias siderúrgicas, los astilleros, las compañías navales, los grandes bancos, las fabulosas riquezas de la burguesía vizcaína. Era el tiempo de «los hornos de Barakaldo, que alumbran todo Bilbao». Y el tiempo del alirón, grito de una época efervescente. Si el hierro extraído era muy puro, los mineros cobraban paga extra. Se pasaban la noticia con un canto triunfal: ¡Alirón! ¡Alirón! Eran las palabras que los ingenieros británicos habían escrito con una tiza en el mineral: 'All iron'. ¡Todo hierro!” [1].
– Pichichi: apelativo de Rafael Moreno Aranzadi (1892–1922), jugador del Athletic de Bilbao. El apelativo responde a que, siendo un niño, era el más pequeño de su equipo por lo que le apodaron con este calificativo. Gracias a sus goles nacería el “Trofeo Pichichi” al máximo goleador de la Liga por iniciativa de Marca y el diario Arriba. Se entregó por primera vez en la temporada 1952-53 y fue a manos de Zarra. “Pichichi” fue una de las estrellas de los JJOO de Amberes en 1920, donde nació la “furia española”.
[1] Triano, la cuna del 'alirón', Ander Izagirre, El Correo Digital, 7 de agosto de 2007, http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20070807/sociedad/triano-cuna-aliron-20070807.html.