Hoy me gustaría hablar de la importancia de la mujer en mundo western, en la mayoría de los western no es más que un mero acompañante del héroe y el vaquero debe protegerla contra todos los peligros que la acechan, en definitiva siempre se ha pensado que el oeste americano es solamente para hombres y no para las mujeres.
Pues desde esta página dar la importancia a la mujer en el mundo del western que se merece, en muchas de las historias el leitmotiv es el amor que vaquero siente por una mujer, alguien decide cambiar de vida (Clint Eastwood en “Sin perdón”, Gregory Peck en “Cielo amarillo” o Robert Taylor en “Duelo en la ciudad muerta”) o volverse contra los suyos por el amor de una mujer (Gary Cooper en “El hombre del oeste”) y en muchos casos es la venganza contra todos aquellos que mataron a su mujer (la mayoría de los westerns de Randolph Scott dirigidos por Butt Boetticher).
Pues cuando pienso en la importancia de la mujer en el western, me acuerdo de cuatro mujeres de armas tomar, auténticas vaqueras, que dominan a los hombres y no necesitan ser salvadas por nadie, me refiero a estas 4 mujeres:
Vienna (Joan Crawford) en “Johnny Guitar”; la propietaria de un salón situado en las afueras de una ciudad del Oeste, y su maravillosa relación entre ella y Johnny Guitar, un pistolero y antiguo amor.
Colorado Carson (Virginia Mayo) en “Juntos hasta la muerte”; una bella forajida ex-bailarina de Music-hall, que ayuda a escapar de prisión a Wes McQueen (Joel McCrea), para que colabore con su banda en un último asalto a un tren. Mujer fatal de cine negro, un fantástico remake en el oeste del cine noir “El último refugio”.
Conni (Veronica Lake) en “La mujer de fuego”; la "femme fatale" del western, interpreta a una mujer avariciosa, con ansias de poder, ambiciosa, embaucadora, manipuladora, y con ganas de venganza. Una interpretación portentosa seduciendo a todos los personajes masculinos de la película y manejándolos a su antojo.
Y por supuesto la película que nos ocupa Jessica Drummond (Barbara Stanwyck). Y memoria de cinéfilo siempre la recordaré en ese comienzo arrollador y espectacular antes de los títulos de crédito, una carreta con 3 vaqueros que avanza lentamente por un precioso valle, una tranquilidad rota por unos jinetes a caballo que se abalanza sobre la carreta, y al frente de todos ellos se emerge la poderosa figura de una preciosa Barbara Stanwyck toda vestida de negro encabezando el grupo de jinetes.
Arrollador y espectacular comienzo de la película
Tras este western nos encontramos con Samuel Fuller, un director que si repasamos su carrera nos daremos cuenta de el buen puñado de buenas películas que nos dejó en todos los géneros en los cuáles participó, sobre todo las fabulosas películas de género bélico que dirigió como: “El diablo de las aguas turbias”, “A bayoneta calada”, “Uno Rojo, división de choque” y una de las películas que más me gusta de la II Guerra Mundial “Invasión en Birmania”. Y sin olvidarnos de su participación en el cine negro como las joyas: “Manos peligrosas”, “La casa de bambú” y sobre todo “Bajos fondos”. Un gran director que cuenta la leyenda que daba la voz de acción a punta de pistola.
Samuel Fuller era un director con un impactante estilo visual y el uso de la violencia para contar una historia. Este western trata de buscar un enfoque nuevo para escapar de los esquemas habituales del género. En tan sólo 77 minutos de duración, Fuller narra una historia que contiene: amor, odio, acción, violencia, venganza, lealtad y muerte, que como él mismo decía en la película de Jean-Luc Godard (“Pierrot, el loco”), donde se le preguntaba que era para él una película.
“Una película es como un campo de batalla, hay amor, odio, acción, violencia y muerte. En resumen, emociones.” Todo aquello que no le falta a la película “40 pistolas”.
“La vida es en color pero en blanco y negro es más realista” (Samuel Fuller).
Por eso la importancia de la violencia en este western y en cada una de las películas:
“La violencia desde mi punto de vista, debe ser emocional. Que se sienta dentro. No una pelea en una bar, no me gusta… es demasiado fácil” (Samuel Fuller).
La película narra la historia de Jessica Drummond (Barbara Stanwyck), una despótica y poderosa terrateniente que gobierna el condado de Cochise (Arizona) con mano firme, con un grupo de 40 hombres armados a sus órdenes. Un día aparece por sus tierras Griff Bonnell (Barry Sullivan), un antiguo pistolero al que han nombrado sheriff del que se enamorará perdidamente. La historia podría ser una libre versión de “Alibaba y los 40 ladrones”.
Barbara Stanwyck borda el papel de mujer fuerte en un mundo de hombres, con unas preciosas secuencias que demuestran la gran vaquera que es, en uno de los mejores papeles de toda su carrera:
- Espectacular plano secuencia con la imagen de Jessica Drummond presidiendo la mesa con el travelling de sus 40 pistoleros comiendo con ella. Una secuencia que no se olvida tan fácilmente.
- Barbara Stanwyck dominando un caballo asustado por culpa de la tormenta.
- Barbara Stanwyck cuestionando la virilidad de Barry Sullivan, en un diálogo inolvidable.
- “No me interesa usted Señor Bonnell, si no su pistola.
- ¿Puedo cogerla?
- No.
- Es simple curiosidad.
- Podría estallarle en la cara.
- Me arriesgaré.”
“No me interesa usted Señor Bonnell, si no su pistola."
Para mí estamos ante un western de culto, por las preciosas y originales escenas que me dispongo a narrar.
El duelo con pistolas del pistolero Bonnell contra el hermano de Jessica avanzando por medio de la calle, y enfrentándose sin miedo y ganándole sin disparar un solo tiro.
La fotografía es maravillosa, rodada en un precioso cinemascope, ayudada porque hoy en día podemos ver esta película en una cuidada copia remasterizada, muy raro para los westerns clásicos. Fuller rueda planos poco habituales y muy originales para el género, con gran poder visual, como son los encuadres y primeros planos de piernas, zapatos, rostros, ojos, patas de caballo, hasta un beso a través de la culata de un fusil. Cabe destacar la espectacular escena del tornado que ataca a nuestros protagonistas, muy raro y poco habitual ver un tornado en el mundo del western, por eso estamos ante un western distinto a todos.
Me gusta mucho la historia de amor entre sus dos protagonistas, una historia nada fácil de que llegue a un final feliz, debido la lealtad que tienen los dos por su familia, él se debe a la ley que protege y sirve y ella a su rancho y a su imperio que tanto trabajo y esfuerzo le ha costado conseguir. Pero la caída del imperio de Jessica Drummond está a punto de producirse, porque no contaba con enamorarse, lleno de tensión y grandeza la escena donde el hermano de Jessica la coge como rehén, amenazando al sheriff con matarla, él con gran sorpresa para el espectador le dispara a ella para matar al hermano a continuación, y la escalofriante e impactante frialdad con la cual indica a uno de sus ayudantes que la recoja del suelo y la lleve al médico pasando delante de ella sin preocuparse.
Y por último el hermoso travelling donde vemos el funeral y la viuda al lado del carruaje fúnebre, mientras se acompaña de otra triste balada. Las baladas oídas en la película son muy hermosas y adquieren gran relevancia e importancia con lo que nos quiere contar Samuel Fuller.
Este western creo es uno los más importantes e influyentes de la historia del cine, que ha influido en directores de generaciones posteriores, como por ejemplo la escena donde el sheriff muerto es exhibido en el escaparate de una tienda, con una gran influencia en la obra maestra de Clint Eastwood “Sin perdón” (la escena es calcada).
Un magistral western de culto como muestra de cine en estado puro y de emociones a flor de piel.
Trailer de "40 pistolas"