42 navidades

Por Ana María Ros Domínguez @anaroski

En tres días llevaré 42 años dando la lata, concretamente, desde el 26 de diciembre de 1972 a las 8 de la mañana, por mi llanto todos pensaron que era un niño, y dato curioso, nacieron seis niños ese día y yo fui la única niña, es decir, ya los traía bien puestos desde el vientre de mi madre.

Así que cuando se estrenó Brave, la princesa arquera, no pude sentirme más identificada con ella, y es que por fin Disney nos rindió homenaje a las princesas rebeldes. Hasta entonces nunca me había sentido identificada con ninguna princesa de Disney, pero desde ese momento, me vi en la historia, y eso que ni soy pelirroja, ni tengo un abundante cabello (qué más quisiera yo) de color rojizo.

Un día de navidad ingresaba mi madre para esperar a coger en sus brazos quien sería su primera hija, siempre bromeaba conmigo y me decía que salí muy inteligente por exceso de fósforo de la pechá de comer marisco que me di horas antes de ponerme de parto, algo por otra parte normal, pues en estas fiestas suele ser tradición acompañar la mesa con algún tipo de este producto marino.

Así que guerrera, rebelde, contestona, nerviosa, impulsiva, hiperactiva, experta en derramar fantas en toda la red de ventas de la provincia de Cádiz, trapecista de lámparas, buscadora de tesoros, ávida lectora de cuentos y soñadora empedernida, llegué a los brazos de mi madre, de los que no me separé hasta un triste 17 de septiembre de 2013.

Pero hoy no es un día para ponerse triste, porque si no, mis petardas me la van a liar, ah bueno y mi petardo postizo también, porque ese ya es como uno más de la familia, así que nada ya sabéis un poquito más de esta petarda que escribe de vez en cuando por aquí.

PD (Si alguien me quiere regalar una tartita con la cara de la princesa Mérida no os podéis imaginar la ilusión que me haría).