437.- “Si quieres construir un barco, no ordenes a los hombres ir a por madera ni distribuyas entre ellos los distintos trabajos. Es preferible que les enseñes el anhelo por la inmensidad del mar."

Por Ignacionovo
Autor: Antoine de Saint-Exupéry. Quizá esta entrada no es la más indicada para aquellos que aguardan impávidos la divina llegada de la inspiración, sino más bien para los que van en su busca y, una vez atrapada, son capaces de transmitirla y contagiarla.
Sería perfecto que el propulsor interno de la inspiración se activara por sí mismo y no hubiera que recurrir a 'ayuda externa', pero las palabras, las emociones, incluso las imágenes, que nos colocan en el trance de perseguir utopías, no siempre las tenemos dentro y hay que tratar de encontrarlas en alguna parte.
Pongámonos en situación. Estamos a cargo de un equipo, y necesitamos transmitir una idea con la suficiente elocuencia como para conseguir que todo el mundo se active y adopte un ideal como propio. ¿Qué hacer? Lo primero, alcanzar un nivel de comunicación concreto en el que quepa la exaltación, la emoción, el deseo, la necesidad y sobre todo, ante todo y por encima de todo, la sinceridad. No se puede motivar, o debería no poderse, valiéndose del engaño y jugando con las emociones ajenas con liberalidad y sin importar las consecuencias. Hay un nombre para eso: manipulación.
Siguiendo con la teoría, más que lo que oímos, más que lo que nos dicen, asumimos lo que vemos. Nada mejor que los ejemplos para indicar el camino a seguir, y ahí todo lo que hemos hecho puede servir de inspiración increíble para los demás. Es decir, practicar lo que se predica.
Entre la nómina de atributos de los ‘inspiradores’, también se encuentra el hecho de que son capaces de preocuparse por los demás, al igual que de relatar sus propios fracasos. No les importa aparecer como vulnerables y esto es básico, a todos nos resultará más creíble saber que hay otros que, como nosotros, atraviesan por problemas. Los infalibles gozan de poco crédito.
Hay muchas personas que hablan sobre liderazgo, pero los principios básicos suelen ser muy similares: respeto, comprensión, capacidad de escuchar y ser un buen modelo a seguir.
Y pasión, claro. Nada que tratemos de transmitir o que nos transmitan, logrará sobrevivir sin la profundidad que otorga a los deseos la pasión (a la gente no le importa cuánto sabes, hasta que sepan cuánto te importa). Sin pasión todo es banal, pura rutina, y por ello es preferible tener la necesidad del mar, que la preocupación de en qué barco nos adentraremos en él.
Reflexión final: "No se puede esperar a la inspiración, hay que ir a buscarla." (Jack London)