Autor: Brian Tracy. Si, obviamente, tenemos un superior al que rendir cuentas de nuestra labor y una empresa para la que trabajamos y que, de hecho, nos paga por ello. Seguimos unas directrices concretas (ajenas) y vamos solventando las tareas individuales asignadas en base a ellas.
Nuestra perspectiva laboral cambiaría, tal y como propone la frase de hoy, si nos convirtiéramos en nuestro propio patrón. No estoy hablando tanto de la independencia que garantiza levantar un negocio propio, sino de la capacidad para evaluarnos, medirnos, motivarnos, compensarnos y, si fuera menester, ‘castigarnos’, desde nuestra concepción de cómo de bien o de mal estamos haciendo las cosas.
No es fácil ser juez de uno mismo, y para muchos resultará imposible, porque se tiende al autoengaño y a la suavidad para evitar la autocritica. Hay que poseer un carácter firme, estricto y desapasionado, para reconocer que algo que hemos hecho es susceptible de ser mejorado... y créeme que todo lo es.
Y sin embargo, desprenderse de la venda que tapa los defectos propios y hacer una evaluación honesta de nuestro desempeño, es el camino perfecto hacia la mejora de todas nuestras habilidades. Quien está satisfecho con lo que tiene, pocas veces se propone mejorarlo y la insatisfacción -no lo olvidemos- es el germen de la excelencia.
En la pregunta: ¿Qué necesito mejorar de lo que hago y de cómo lo hago?, está el YO que nos aguarda en el futuro. ¿Cómo te ves dentro de 10 años? ¿Más sabio? ¿Más inteligente? ¿Más exitoso? ¿Más rico? ¿Más feliz? Para lo que sea aquello que hayamos dibujado en nuestra mente sobre el cómo vamos a ser, necesitaremos mejorar, progresar... crecer.
Para lograrlo, lo primero es precisar en qué cometidos somos deficientes. Es decir, concretar en qué no somos buenos, y si nosotros no somos capaces de verlo, preguntar a una persona de confianza que nos analice objetivamente. Lo segundo será buscar la manera de mejorar dichas facetas (estudio, meditación, práctica...). Lo tercero aplicar lo aprendido, porque el pensamiento sin acción es sin duda un buen pasatiempo, pero ya existen las sopas de letras. Aplicar lo aprendido y no temer el error, porque nadie ha desarrollado nada valioso sin haberse equivocado en algo. Superman no vive aquí.
Y no estar pesando y midiendo continuamente lo que hacemos. Cuando detenemos el esfuerzo por hacer algo bien en un límite concreto, porque hasta ahí nos pagan, y nos reservamos posibilidades de mejora o la aportación de nuevas ideas que ni siquiera requerirían de nosotros tiempo extra, nos estamos engañando. Imagínate a Leonardo dejando a la Gioconda sin sonrisa, porque se acabo el presupuesto en el punto en que tenía que pintarla... aunque no sé si este argumento está bien traído, porque la 'Mona Lisa' carece de cejas y de pestañas... y a lo mejor es en ese punto donde el presupuesto se acabó.
Y cree en ti mismo, porque nadie tiene más información de ti que tú y nadie te comprende mejor y nadie sabe hasta dónde podrías llegar si te lo propusieras.
Reflexión final: "Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo." (Aldous Huxley)