Por Rebeca Martín.
La poesía no muerde. Al contrario, más bien acaricia los oídos de aquel que la lee, la escucha o la recita. E incluso sorprende. Como en este caso, en el que al abrir el libro nos dejamos acariciar por las voces de poetas clásicos, originales, modernos, antiguos, breves y sorprendentes, todas ellas complementadas con las acertadas notas de la compiladora Mar Benegas, también poeta, quien ha conseguido crear un afinado poemario de cuarenta y cuatro poemarios distintos.
Es una selección dedicada a las familias para que le pierdan el miedo a la poesía y descubran en ella todas las posibilidades para jugar, recitar, cantar, contar o compartir que proporciona. Y también para recordar, en las propias palabras de la autora. “…lo hermoso que es compartir la lectura en voz alta: el vínculo que se genera es de los que perduran en la memoria. Recordad que cuando vuestra familia ríe, lee, juega, recita, conversa o piensa junta, está construyendo recuerdos.”
En esta obra, publicada con una cuidada edición en Litera Libros, se encuentran poemas dedicados al amor y al cariño; a los pequeños y a los más grandes; a lugares que existen y a otros que no; a vegetales; a recuerdos; y a otros cuentos. Son escritos de ambos lados del Atlántico (España, Colombia, Chile, Argentina, México, Perú, Uruguay, Venezuela y Cuba) que invitan a descubrir y compartir momentos.
Una antología muy recomendable para reivindicar el valor de la poesía y de la lectura (y la relectura) por puro placer, sin prisas. Y es que, como dicen las propias guardas iniciales de la obra, “la poesía no muerde”. Y, como afirman las guardas finales, “manténganse al alcance de los niños”.