Autor: Elvira lindo. "El Efecto Mariposa" es un término que ya forma parte de la cultura popular y que, en lenguaje simple, se podría explicar de la siguiente manera: cambios pequeños dentro de un sistema complejo conducen a resultados que son imposibles de predecir. Por ejemplo, de ahí su nombre, el aleteo de las alas de una mariposa puede crear pequeños cambios en la atmósfera que dan lugar a condiciones meteorológicas violentas en otras partes del planeta.
Todo nace a raíz del resultado obtenido por el meteorólogo y matemático Edward Lorenz, al intentar hacer una predicción del clima atmosférico. Lorenz realizó distintas aproximaciones hasta que consiguió ajustar el modelo a la influencia de tres variables que expresan como cambian a lo largo del tiempo, la velocidad y la temperatura del aire. Sin embargo, se sorprendió al observar como leves diferencias en los datos de partida (algo aparentemente tan simple como utilizar tres o seis decimales) derivaban en grandes diferencias en las predicciones del modelo. De tal forma, que cualquier pequeña perturbación, o error, en las condiciones iniciales del sistema, puede tener una gran influencia sobre el resultado final.
Esta interrelación de causa-efecto se da en todos los eventos de la vida. Un pequeño cambio puede generar resultados y soluciones divergentes en varios grados. Por tanto, predecir lo que nos va a ocurrir con exactitud; cuál será el ‘clima’ de nuestra vida, más allá de las estaciones ciertas; saber cómo viviremos, con quién lo haremos, en qué lugar, para quién trabajaremos y así hasta el infinito, resulta un ejercicio vanamente inútil. Cada decisión que tomemos, y a lo largo del día son muchas, producirá un resultado desigual, que, a su vez, originará otros resultados no previstos, hasta que la simple decisión de haber salido antes o después de casa en un día corriente tendrá repercusiones no imaginadas.
Cada cual puede hacer su propia lectura mirando atrás y tratando de buscar el hilo que explique el origen del porqué está hoy donde está. Quizá si aquel día no hubiéramos decidido salir de copas jamás hubiéramos conocido a quien nos cambio la vida. Tal vez fue un viaje imprevisto el que nos permitió hallar una puerta que nos conecto con otro mundo profesional. Quizá un accidente o una concatenación sorprendente de hechos, o quizá aquel día en el que decidimos no hacer nada y que justamente por no hacerlo, todo resultó diferente. La vida está llena de acasos que un día resolvimos de una determinada manera, pero cuyo desenlace sería completamente distinto con una mínima variación en el tiempo, la intención, la actitud o el empeño.
Reflexión final: “La vida es un delicado equilibrio impredecible.” (Jorge Bucay)