Revista Coaching

472.- "Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad."

Por Ignacionovo
Autor: Octavio Paz. No dejamos de reconocer el mérito del vencedor que colmado de gloria, se pasea ante nosotros orgullosos de sus logros y radiante de felicidad. Pero probablemente estemos más cerca de admirar al que aun habiéndolo perdido todo, es capaz de esbozar una sonrisa y con portentosa fortaleza acepta el drama que vive, sin perder el pie ni ahogarse en un mar de penas.
Hay veces que no comprendemos cómo una persona puede superar cierto grado extremo de adversidad. No nos entra en la cabeza que alguien que ha experimentado un dolor que a nosotros nos hubiera abatido, no sólo no se derrumba, sino que demuestra una fuerza de ánimo superior para salir adelante. En psicología a esa capacidad para recuperarse de la 'calamidad' y seguir, pese a todo, sobreviviendo, se le da el nombre de resilencia o resiliencia.
La resilencia, como concepto, es un término que proviene de la física, y se refiere a la capacidad de un material para recobrar su forma después de haber estado sometido a altas presiones. Dicho de otra manera: la resistencia de un material a los choques. La resilencia, por tanto, sería la capacidad de una persona para hacer frente a las desgracias, superarlas e inclusive ser transformado por ellas. Una suprema capacidad de aguante que hace descubrir fuerzas latentes desconocidas.
Los resilentes poseen conciencia emocional; entienden lo que están sintiendo y por qué. Poseen perseverancia; confianza en el proceso y no darse por vencidos. Control interno; creen que el poder de cambiar las cosas no reside en fuerzas externas, sino en ellos mismos. Optimismo; ven lo positivo en la mayoría de las situaciones. Apoyo; si bien tienden a ser individuos fuertes, saben el valor del amparo social y son capaces de rodearse en los reveses de amigos y familiares.
Es humano derrotarse cuando el destino mira mal y se han de sobrellevar golpes constantes, que a veces parecen no tener fin. Es genuinamente humano venirse abajo, dejar caer los brazos y lamentarse, porque la mala fortuna nos haya elegido como blanco de su ira. Comprendemos que un dolor inmenso acabe por fundir a cualquiera y por ello, tal vez, admiramos a quien se resiste a dejarse ganar la partida y como el boxeador sonado sobre el ring va aguantando uno y otro asalto y que, aunque caiga en la lona, es capaz de levantarse y seguir peleando hasta el final del combate.
Reflexión Final: "Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado." (Napoleon Bonaparte)



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