484.- “Como el contagio de una enfermedad, el contagio de la confianza puede generar más confianza”

Por Ignacionovo
Autor: Marianne Moore. En los asuntos de la vida una cuestión no siempre bien valorada, pero que a mi se me antoja decisiva, es poder dar con alguien capaz de creer en nosotros. Alguien que intuya el potencial que nosotros no vemos o incluso desconocemos tener. Alguien capaz de arriesgarse y apostar por unas cualidades solo latentes. El encuentro con alguien parecido resulta definitivo, porque desde ese momento ya nos será imposible traicionar la confianza depositada en nosotros y nos esmeraremos por ser aquello que, de momento, solo ellos ven.
Todos, en mayor o menor medida, vamos en busca de aprobación. Queremos saber que lo hacemos complace, es útil o inteligente, o creativo, y que el esfuerzo y el talento que hemos invertido ha cubierto las expectativas de los demás... e incluso las ha superado. No gozar de ese contraste critico y carecer de referencias claras, de sí lo que hacemos responde a lo que se espera de nosotros, merma la confianza paulatinamente.
Por todo ello, es crucial tener a alguien cerca que nos aliente, obligándonos a dar siempre lo mejor de nosotros mismos. Que nos exija, pero que también nos reconforte en el error. Que nos haga ver hasta dónde podemos llegar y que nos empuje hasta allí; con sus palabras; con su atención y con su afecto. La mayor parte de la gente solo piensa en sí mismo, así que si has encontrado alguien en tu vida; agradécelo y no le defraudes.
Maestra y alumno…
Su nombre era Mrs. Thompson. Al frente de su clase de 5º grado, se encontró en el nuevo curso con un niño llamado Teddy Stoddard.
Mrs. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y había percibido que él no jugaba con otros niños y su ropa lucía muy descuidada.
A medida que el curso transcurría el trato con Teddy comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en el que Mrs. Thompson disfrutaba marcando los trabajos de Teddy con un bolígrafo rojo haciendo una gran X y colocando un 0 muy llamativo en la parte superior de sus tareas.
En aquella escuela se exigía revisar el historial de cada niño año a año, y la profesora, cuando le llegó el momento de hacerlo, dejó el expediente de Teddy para el final. Revisando su expediente, se sorprendió...
La Profesora de primer grado escribió: "Teddy es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".
Su profesora de segundo grado escribió: "Teddy es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".
La profesora de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".
Su profesora de cuarto grado escribió: "Teddy se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".
Ahora Mrs. Thompson había percibido el problema y se sentía defraudada con ella misma y un regalo inesperado de su ‘peor alumno’ terminó por descolocarla.
Desde aquel día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educarlos y Mrs. Thompson puso atención especial en Teddy. Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido. Para el final del ciclo escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase.
Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Teddy, diciéndole que había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida.
"Teddy, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí".
Reflexión final: Los amigos son ángeles que nos levantan sobre nuestros pies, cuando nuestras alas tienen problemas para recordar como volar.