...; no puede hacer nada más. No puede saber qué tormentas lo azotarán, ni si ha de regresar. Pero zarpa."
Autor: Edward Rutherford. Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso y hasta saludable, si me apuras, que lo desconozcamos. Pensemos que si todo fuera predecible, la vida sería un asunto en extremo lineal. Si todo resultara como habíamos previsto y, por tanto, todo fuera una certeza, no seríamos hombres, sino máquinas... "las únicas para las que existen las certezas y seguridades", según Osho.
"La vida es una aventura atrevida, o nada." (Hellen Keller) ¿De qué sirve la vida, si de vez en cuando no estamos dispuestos a correr algún riesgo que nos agite la rutina y nos insufle algo de emoción, aventura, pasión y entusiasmo…?
El viaje de la vida es excitante y, por ello, no deberíamos permitir que navegara siempre por un plácido -con visos de eterno- mar en calma. Un mar de quietud absoluta en el que sea posible adivinar, exactamente lo que pasará mañana y pasado mañana e, incluso, a un mes vista. No creo que debamos manejar la vida como si fuera una pauta inacabable de sucesos esperados y momentos perfectamente programados con antelación. Si todo lo sabemos de antemano, todo lo hemos vivido ya.Cualquiera puede vivir la vida como una aventura atrevida y audaz. ¿Cualquiera?, si, porque las limitaciones no son más que estratagemas con las que evitar enfrentar una triste y vieja realidad: no nos atrevemos.
Invertir en tu vida y en hacerla más exitosa, si lo quieres; emocionante, si es lo que buscas; aventurera, si lo pretendes; divertida, interesante, luminosa, ardiente o prodigiosa, es una gran decisión. Como también lo es comenzar a vivir tus sueños, o al menos ponerte en dirección hacia ellos. El viaje, así, no será un correcto, formal... e insípido pasar de los años, sino una experiencia única y trascendente. Es decir, como la propia vida.
Reflexión final: “Entre la fe y la incredulidad, un soplo. Entre la certeza y la duda, un soplo. Alégrate en este soplo presente donde vives, pues la vida misma está en el soplo que pasa.” (Omar Khayyam)