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Por Negrevernis
Me quedé con ganas de preguntarle porqué tenía el reloj adelantado cinco minutos exactos; comió y cenó a mi lado, y su reloj, en la muñeca izquierda, me iba marcando de soslayo los minutos empleados entre plato y plato. Cinco minutos marcaban las agujas doradas de la esfera. Ni uno más ni uno menos. No sé si es quería ganar la prisa al tiempo...