Se mire por donde se mire, el plástico es un veneno. El plástico es tóxico para nuestros cuerpos y para el planeta; es una amenaza para nuestro sistema endocrino y salud hormonal, para el medioambiente y la vida en nuestros océanos.
El plástico, un recién llegado que nos está invadiendo
El plástico, tal y como lo conocemos, lleva en nuestras vidas menos de 100 años. A partir de los años 30, los ingenieros químicos aprendieron a fabricar plástico a partir del petróleo (polímeros acrílicos, polietileno, polipropileno, poliestireno, cloruro de polivinilo (PVC) y politetrafluoretileno (PTFE), mejor conocido como teflón).
No sé a ti, pero a mí en el colegio me enseñaron que había que reducir, reutilizar y reciclar. Pero a día de hoy, creo que se nos ha olvidado el orden de las cosas. Lo primero de todo debería ser reducir. O mejor todavía, rechazar.
Porque tú que me lees, seguramente eres de esas personas que reciclan asiduamente. Pero no sé si sabes que, reciclado o no, una vez que se fabrica una pieza de plástico, ese plástico no se va a ir a ningún lado y formará parte de este planeta para siempre. De una forma u otra, todo el plástico que se ha fabricado desde que se comenzó a fabricar plástico, sigue con nosotros.
En unos 500 años comenzará a desintegrarse, pero no se va a descomponer ni a biodegradar. Se va a “foto-degradar”, lo que significa que se convertirá en pequeños trocitos tóxicos de sí mismo. Trocitos de químicos tóxicos como el bisfenol A (BPA) que acabarán en nuestras costas, en el plancton y en las tripas de animales que luego nos comeremos. De hecho, ya estamos ingiriendo nanopartículas de plástico y aditivos
Toneladas de plástico acaban en el océano y en las tripas del pescado que luego nos comemos
En el año 2013, la producción de plásticos a nivel mundial alcanzó los 299 millones de toneladas. En el Océano Pacífico, ya contamos con un «séptimo continente» con dimensiones de entre tres y siete Españas (o posiblemente más) de basura flotante, y es posible que haya más en el Atlántico.
Otro ejemplo desalentador de lo que le estamos haciendo al planeta es el del río Citarum en Java, Indonesia, el río más contaminado del mundo (las imágenes son impactantes), en el que antes la gente se ganaba la vida pescando y ahora rebuscan entre la basura para encontrar algo que puedan vender.
En España, según datos de Cicloplast, más de la mitad de los residuos plásticos acaba en el vertedero
El plástico no sólo está en las cosas evidentes como las bolsas, las botellas y esas tarrinas en las que te envasan los espaguetis de calabacín tan healthy. También está en los recubrimientos de las latas, las cortinas de la ducha, los vasos de papel en los que te tomas el café para llevar, el chicle que masticas para disimular el aliento a ajo, y las toallitas húmedas supuestamente desechables, fabricadas con microfibra sintética, que tiras por el retrete y que no se desintegran mágicamente después de su uso, y que lo menos que pueden hacer es atascar cañerías y alcantarillas, pero lo más triste es que también acaban en el estómago de los peces.
¿Sabes que cada vez que tomas un café para llevar en un vaso de papel estás ingiriendo plástico?
El plástico en nuestra salud: disruptores endocrinos y más
A pesar de que en este artículo no me quiero extender demasiado en este tema, quedaría incompleto si no te diera un resumen de cómo nos puede afectar el plástico a nivel personal.
Cada vez hay más evidencia de que los químicos que se filtran de los plásticos utilizados para cocinar y almacenar comida y bebida (además de los que podemos ingerir por otros medios) son nocivos para la salud humana. Los más preocupantes son, sin duda, los disruptores endocrinos o mimetizadores hormonales como el bisfenol A (BPA) y los ftalatos.
El plástico policarbonato, utilizado en botellas de agua y otras cosas que necesiten un plástico duro y transparente, se compone principalmente de BPA. Se ha relacionado este compuesto con múltiples problemas de salud que incluyen anomalías cromosómicas y del sistema reproductor, daños en las funciones cerebrales y neurológicas, problemas cardiovasculares, diabetes tipo 2, pubertad precoz, obesidad y abortos recurrentes en mujeres.
El BPA imita nuestras propias hormonas, concretamente los estrógenos (cuando su procedencia es de fuentes sintéticas como el plástico se les llama xenoestrógenos) y se vincula con todo tipo de cánceres relacionados con las hormonas sexuales, como el de próstata y el de mama. Desde los años 60, el recuento de espermatozoides se ha reducido a la mitad y las tasas de cáncer de testículo se han doblado en los últimos 20 años
Muchas enfermedades del sistema reproductor están relacionadas con el plástico de tu agua embotellada
Los organismos gubernamentales a nivel global siguen sosteniendo que, a pesar de que estas sustancias pueden filtrarse a nuestros alimentos a través de sus envases, sus niveles son seguros. Pero me atrevería a afirmar que todos conocemos a alguien que haya pasado por un cáncer de mama, ovarios, testículos o próstata.
Los riesgos que conlleva el plástico se amplifican de manera significativa en los niños, cuyos sistemas de órganos e inmune se están desarrollando y son más vulnerables.
De los miles de aditivos químicos que se añaden a los plásticos, y que los fabricantes no tienen obligación de revelar, uno que se agrega habitualmente son los plastificantes, agentes que facilitan la flexibilidad del plástico. Por ejemplo, el PVC (de uso muy común y extremadamente tóxico) puede contener hasta un 55% de aditivos plastificantes, y éstos suelen ser ftalatos. Los ftalatos (prohibidos en Europa y en Estados Unidos en algunos productos, pero en otros muchos no) son también disruptores endocrinos, y se han relacionado con muchas enfermedades, incluido el cáncer.
Cuanto menos plástico, mejor
El plástico se ha convertido en una solución fácil y conveniente, pero no es una necesidad. Si de verdad tenemos que usar plástico, podemos hacerlo (pero siempre conociendo los tipos de plástico por su sistema de identificación – el numerito rodeado de flechas – y usando las opciones menos malas, y aún así, muy de vez en cuando).
Un poco de vez en cuando no supone el fin del mundo. Sin embargo, un mucho de forma habitual sí puede llegar a serlo.
Conoce 5 alternativas al plástico para guardar tu comida y reducir los tóxicos en tu vida
Como ves, hay muchas razones por las que deberíamos reducir el uso del plástico. Cuanto menos plástico compres, menos habrá que producir. Como ya hemos señalado, los plásticos pueden filtrar químicos tóxicos y liberar disruptores endocrinos, y estos peligros se aumentan de forma exponencial cuando a ese plástico le aplicamos calor, grasa o ácido, o cualquiera de estas combinaciones (imagínate una salsa boloñesa recién hecha en un tupper de plástico, y tienes una combinación explosiva).
5 alternativas al plástico para guardar tu comida
Por suerte, existen otras opciones para nuestro día a día que pueden ayudarnos a reducir su uso y consumo. En lugar de mezclar tu comida con petróleo (mejor dejamos éste para el coche), vamos a ver cuáles son las alternativas para encaminarnos hacia una vida sin plásticos.
Verás que a la larga son más económicas, compensarán tus esfuerzos de comprar alimentos ecológicos y libres de tóxicos, ayudarán a mantener los vertederos un poco menos llenos y además, son mucho más bonitos.
1. Tarros y recipientes de cristal
Los recipientes de cristal tipo tupper también son muy útiles para almacenar verduras limpias y cortadas, o para llevarte la comida al trabajo. Si cocinas en cantidad para tener comida durante toda la semana, querrás tener bastantes recipientes de este tipo, en distintos tamaños, para guardar las sobras en la nevera o congelar en porciones.
2. Lunchbox o recipientes de acero inoxidable
El acero inoxidable es muy práctico y duradero. Asegúrate de que tus recipientes sean de acero inoxidable de grado alimentario 100% y no de aluminio.
3. Bolsas de almuerzo reutilizables
4. Botellas de cristal o acero inoxidable
Tus mejores opciones son las botellas reutilizables de cristal con algún tipo de protección (las de U-Konserve con funda de silicona me encantan; son aún más preciosas al natural que en foto, te aviso, y de momento no se me ha roto ninguna), o las de acero inoxidable. Las de Klean Kanteen son una apuesta segura, y las tienes tanto aisladas, para mantener frías o calientes tus bebidas, como en su versión clásica.
5. Envoltorios de cera de abejas
Además, con un correcto uso y cuidado, te durarán un año o más. Sólo hay que lavarlos con agua fría y un poco de jabón de Castilla y listo, como si fuese un plato. Si eres de los que les gusta envolver las cosas en film o en papel de aluminio, esta opción te va a encantar.