Despiertas temprano, justo cuando comienza a oírse el bullicio del amanecer en la ciudad a través de las ventanas. El sol aparece tímidamente en la habitación. Te cojo en brazos, y te llevo hasta ese pequeño salón que se ha convertido en nuestro hogar. Tan solo llevamos tres días juntos pero ya empiezo a reconocer tus miradas. Después del desayuno saco de la maleta un juego de cubos apilables que llevaba demasiado tiempo guardado en un cajón.
Empiezas a jugar tímidamente, y a chocar los cubos unos contra otros. Poco a poco descubres que puedes construir una torre con ellos, cuando lo logras, me miras, y sin querer, al mover una de tus manitas la torre se cae y los cubos se van al suelo haciendo mucho ruido. Vuelves a mirarme y de repente, ahí está, tu primera sonrisa. El miedo comienza a desaparecer, empiezas a confiar.
Ese momento se quedó grabado en mi memoria por siempre. Cierro los ojos y me veo allí, en aquella habitación de hotel, sentada con mi hijo, jugando y escuchando sus carcajadas por primera vez.
Por aquel entonces, sabía que el juego era una herramienta fundamental para fomentar el vínculo entre nosotros, pero lo que desconocía por entonces, eran todos los beneficios que los juegos de construcción aportan a nuestros hijos.
- Trabajan la psicomotricidad fina de manos y dedos así como la coordinación óculo-manual.
- Son una buena herramienta para que aprendan el mundo que les rodea, adquieren visión espacial, a reconocer tamaños, colores, conceptos como la simetría, la gravedad y el equilibrio.
- Fomentan la capacidad de atención y de concentración, así como de la imaginación y creatividad.
- Si juegan con más personas u otros niños, además incentivan el trabajo en equipo, el respeto a las normas, los turnos y a solucionar conflictos.
- Son una buena excusa para enseñarles a recoger y organizar sus juguetes.
Desde aquella primera vez, han ido pasando varios juegos por casa, según A iba evolucionando y creciendo. Comenzamos con los cubos apilables, para pasar a los bloques de madera, y ahora mismo los que más le gustan son los basados en estructuras de palos. Permiten construir una multitud de diseños geométricos y en nuestro caso, nos gusta hacerlo en familia. A se encarga de clasificar los palos por tamaño y aprende las medidas a través del medidor que el propio juego trae junto con sus instrucciones.
Este que veis en las fotos, en concreto es el modelo Flexistix de Hape, lo encontraréis en La Vida En Peque , y una de las cosas que más nos gusta de él, es que sea respetuoso con el medio ambiente, está realizado en bambú, la planta que más rápidamente crece en el mundo y se auto renueva de modo natural. Os dejo con todos los datos: