5 ciudades para entender la Europa más heterogénea

Por Karin Viajera @viajeseurope

24.10.2017 16:23

Los circuitos organizados por Europa plantean un reto asombroso: el de recoger en un continente tan variopinto las mayores muestras culturales que a lo largo de los siglos se han dado a conocer en el viejo continente.

Es un reto de complicada resolución, ya que nos encontramos en la tierra de los vikingos, de los romanos, griegos, donde surgió el gótico, el barroco y el renacimiento, donde nació Da Vinci, Lutero, Picasso, donde surgió la democracia, la república y los reinados más majestuosos. En definitiva una tierra de contrastes viva y con un futuro y pasado espléndido esperándonos e invitándonos a recorrerla.

Hablar de Europa es hablar de estos contrastes reflejados en sus grandes capitales como París, Berlín, Moscú, Roma o Londres. Pero más allá de estos "must" nos esperan grandes joyas que cada una de ellas define una cultura, un modo de vida diferente que nos sirve para completar ese puzle que es el viejo continente. Os presentamos 5 ciudades que representan todo lo que es Europa.

Reikjavik

Una de las representantes más gélidas del continente lo es también de las más cálidas gracias a lo acogedor de sus gentes, su cultura y por supuesto sus termas.

Visitar la capital de Islandia es visitar un rincón donde modernidad y tradición se dan la mano en un entorno de paisajes imposibles y auroras boreales, geiseres, cascadas y una sorprendente vida nocturna que nos enamorará del lado más frío de Europa.

Heidelberg

Alemania es el corazón de Europa. Su importancia y peso tanto histórico como cultural en el devenir del continente ha quedado reflejado en todas y cada una de sus ciudades. Pero si debemos destacar una que resuma su lado más tradicional la encontramos muy cerca de las orillas del hermosísimo río Rin: Heidelberg.

Con un casco histórico igual de hermoso, puerta de la impresionante Selva Negra y con joyas como el Palacio o la universidad más antigua de Alemania, Heidelberg es un destino que asombra tanto por su entorno como por su cultura propia.

La que fuera Puerta de Indias y desde donde se fraguó el descubrimiento de América parece aún anclada en ese pasado medieval mirando tímidamente al futuro encantada por sus tradiciones.

Visitar Sevilla es visitar unos de los cascos antiguos más impresionantes de Europa, llenos de monumentalidad y bellas calles donde disfrutar sus gentes y edificios emblemáticos como la Giralda (campanario de la catedral gótica más grande del mundo), la Torre del Oro, los barrios de Triana y La Macarena y su arteria más significativa que no es de asfalto ni de piedra, sino de agua: el río Guadalquivir.

El representante balcánico es una ciudad Patrimonio de la Humanidad que no se empequeñece ante el apogeo de otras ciudades "vecinas" como Dubrovnik, Split o Mostar. Ni siquiera la capital del país en el que nos encontramos, Bucarest, o las leyendas de la región Transilvana son capaces de hacer sombra a "la pequeña Viena".

Esta ciudad rumana recoge la herencia cultural de las más bellas capitales centroeuropeas, más pronunciada por su centro histórico totalmente peatonal y con un ambiente nocturno que realza edificaciones que bailan entre lo bizantino y lo modernista, con miles de flores y el Danubio como mágico telón de fondo.

Gdansk

Por último, la zona rusa-báltica viene representada por una ciudad portuaria de Polonia. La perla del báltico o la capital del ámbar, según hacia qué lado del mar miremos.

Entre sus bellas calles encontramos testimonios de la que fuera la histórica ciudad de Danzig, cuyos recuerdos nos abordan desde su puerta alta, una de las tantas que pueblan la ciudad (imperdibles la puerta verde y la puerta dorada) vertebrada por su vía real. Un paseo lleno de cultura, historia y vida.

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Imagen: exoticca.com