Y la vuelta de vacaciones no suele ser fácil. Es difícil ponerte el traje, la corbata e incluso los calcetines después de haberte tirado tres semanas en chanclas y bañador. Al menos a mi me pasa. El tema de tener que vestirme ya le está mandando una señal negativa a mi cuerpo, pero no os preocupéis, porque tengo un remedio infalible con 5 consejos para el mejor aterrizaje post-vacacional:
1.- No seas muy ambicioso con tus objetivos para el nuevo cursoSoy un pecador constante en este asunto y que conste que por culpa de mi mujer, que recurrerntemente en verano y navidad saca a colación el asunto de los objetivos. Lo curioso del asunto es que nuestros amigos están también involucrados y metódicamente los revisamos cada año.
Soy partidario de tener 4 objetivos medibles y hasta cierto punto alcanzables que poner objetivos que nunca van a ocurrir. Además, si tus objetivos se repiten en cada una de esas revisiones, quizás no necesites volver a formularlos.
Elige bien y céntrate en unos pocos... pero sobre todo -y este es mi consejo- disfruta del día a día y concéntrate en el corto y medio plazo. Como decía un profesor que tuve en una prestigiosa escuela de negocios de Madrid, en el largo plazo estamos todos muertos, así que céntrate en lo que tienes a la mano.
2.- Centra tus esfuerzos en ser lo más feliz que puedas
A diario vemos gente negativa o permanentemente insatisfecha. Aprende a disfrutar de lo que tienes e intenta olvidarte de lo que no tienes. Suele ser bueno ir cambiando de zapatos. Evita ponerte los zapatos de todos los que tienen una vida que jamás podrás alcanzar y prueba a ponerte en los zapatos de todos aquellos millones de desfavorecidos que tienen una vida infinitamente más triste que la tuya por mil motivos (personales, económicos, sociales, etc)
Obviamente es bueno tratar de mejorar aspirar a metas mayores, pero vigila a quién te comparas o serás un permanente insatisfecho (tengo un par de amigas a las que catalogo en esta definición de personas permanentemente insatisfechas, y reconozco que me da pena ver como hagan lo que hagan o tengan lo que tengan, siempre tienen un espejo "mejor" en el que mirarse... lo que les hace ser infelices)
3.- Haz deporte. El deporte siempre ayudaPuede que esta frase no sea una máxima universal, pero a mi me ayuda. Siempre he hecho mucho deporte y reconozco que necesito el deporte para sentirme a tope. Me ayuda a pensar, me ayuda a centrarme, a olvidarme de todo, etc. Siempre me sienta bien y me da lo que en cada momento necesito. Es una especie de válvula de escape y una forma de sentirte bien contigo mismo a la que no puedo (ni quiero) renunciar
Incluso cuando viajo, siempre meto la ropa de deporte en la maleta aunque para ello tenga que hacer malabarismos con el equipaje. Mantén tu rutina con el deporte y te ayudará a que tu día a día tenga un aliciente motivador. Si además del aspecto rutinario te pones alguna meta de difícil consecución (como lo fue para mi el año pasado hacer mi primera media maratón, o lo será este año hacer 2), mejor todavía, pues tu esfuerzo y sacrificio diario tendrán un objetivo definido.
4.- Sé humilde y sincero y evita crearte enemigos (aunque lo merezcan)
Tengo un problema (bendito problema) con mi forma de ser. Me gusta ser honesto con la gente. En el trabajo, con mis amigos y con la gente que no me conoce, tiendo a ser demasiado abierto en mis pensamientos y en la forma de plasmarlos... y eso no le gusta a todo el mundo (cosa que respeto) pero a mi me hace sentir bien.
Recuerdo como si fuera ayer cuando llegué a Madrid con 18 años. No entendía cuando un amigo me decía eso de "mañana te llamo", o "quedamos para tomar algo"... pero luego no pasaba nada. Si digo algo es para cumplirlo. No tengo nada más valioso que mi palabra, así que tiendo a pensar que los demás harán lo mismo (después de unos años he aprendido que no es así, pero no por ello le resto valor a lo que digo o hago)
Además, intenta ser humilde y empático. No creo que tenga mucho de lo que presumir... pero es que creo que el hecho de presumir de algo ya te desacredita de ello. Quizás no des percepción de ser humilde, pero aprende de todos y escucha a todos. Nada te hace mejor que tu interlocutor, así que no le demuestres que te sientes superior... es patético
5.- No seas tan capullo como para dar consejos a nadie