Mis tiempos son escasos. Con cuatro chicos (pero cuando tenía uno, dos y tres era lo mismo), me cuesta encontrar tiempo para todo lo que queremos hacer tanto los pequeños como nosotros. Mi agenda de actividades tiene filas, columnas, colores y hasta códigos para intentar que no olvidemos nada y detectar los huecos que quedan disponibles para más actividades o quizás alguna visita al médico.
Pero, pese a eso, confieso que hago cosas para las cuales definitivamente no tengo tiempo. ¿Será que me relajan?
Hay tres cosas que seguiré haciendo:
- Leer los comentarios de las notas en los diarios online: más allá de leer las noticias online muchas veces, no puedo dejar de ver los comentarios de las personas y hasta las respuestas de las respuestas de las respuestas. Sí, es como un vicio. Me indigno con los que solo critican de forma agresiva, me molestan los que dicen cosas que no tienen nada que ver con la nota en cuestión y cada tanto encuentro alguno con el que estoy de acuerdo.
- Quedarme hasta tarde viendo nuevas series en Netflix: acostamos a los chicos, apagamos las luces y es hora de descansar. Mañana sabemos que va a ser un día largo que incluye actos escolares, reuniones, eventos familiares y las compras del mes. No importa, la serie de moda está online y no podemos resistir la tentación de ver los 12 capítulos de la primera temporada. Es imposible parar y aún peor es despertar a la mañana al día siguiente.
- Sacarme una foto: no se por qué, cada vez más me gusta sacarme fotos. Todavía no sé si son los cuarenta o qué. Ya les digo que la foto con los labios para adelante no me sale. Esta simple acción para otros, para mí puede requerir muchas tomas: me doy cuenta de que no tengo maquillaje y que con tanta luz se ven todas mis arrugas, me olvido de que hay que mirar a la cámara y no al teléfono, mi sonrisa parece de desquiciada más que de contenta e intento que no se vea el desorden que hay detrás.
Hay dos cosas que quiero dejar de hacer ya mismo:
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