¡Por fin he conocido la Ciudad de la Luz!
Este junio de 2017 se presentó una ocasión fantástica para conocer París debido a mi nuevo trabajo, gracias al cual pasé una semana en esta bella ciudad con una amiga que trabajará conmigo allí.
Fue una semana muy ajetreada y acabamos agotadas, aunque yo creo que influyó mucho la súper ola de calor que nos cogió de pleno en tierras parisinas.
Si os soy sincera, no puedo comparar París con ninguna otra ciudad. Este viaje lo dediqué principalmente a resolver gestiones y el calor me anula por completo, por ello no visitamos ningún lugar y si veíamos algún monumento, plaza, edificio, museo, jardín… era debido a que nos pillaba de paso. Estuve a unos cientos de metros del Palacio de Versalles y no quise ni acercarme, así que con eso podéis haceros una idea de lo mal que lo pasamos con el calor que hubo. Yo, que tengo un imán para todo lo relacionado con el arte y la cultura, huyendo de semejantes maravillas con tal de guarecerme bajo algo de sombra.
Por ello no se parece a ninguno de los viajes que he hecho hasta el momento y no puedo establecer términos de comparación. Así que sólo os puedo decir que París es único y que tengo todo un año por delante para poder visitarlo de la forma que quiera.
De momento os voy a mostrar mis primeros contactos con esta capital europea.
AEROPUERTOS
París presenta tres aeropuertos, de los cuales Charles de Gaulle (CDG) y Orly son internacionales. El tercer aeropuerto es Paris Beauvais y principalmente se destina a vuelos chárter.
Oviedo – CDG lo hicimos con la compañía aérea Vueling. CDG se encuentra en el nordeste de París y para llegar al centro tomamos la línea B del RER (tren). En unos 30 minutos nos hallábamos en pleno corazón de París.
La vuelta a Oviedo la hicimos desde Orly. Pero antes, para llegar a este aeropuerto, tuvimos que ir a la Place Denfort Rocherau para tomar el Orlybus, el autobús destinado a cubrir el trayecto hasta dicho aeropuerto.
La vuelta la realizamos con la compañía portuguesa TAP. Su servicio fue excelente e hicimos escala en Lisboa para llegar a Oviedo. Lisboa – Oviedo lo viajamos en un pequeño avión de hélices. Fue una experiencia diferente y muy cómoda.
Hélice derecha del avión.
RER (Reseau Express Regional)
El RER se trata de un tren de cercanías que permite una comunicación muy efectiva entre los alrededores de París y su centro.
A lo largo del casco urbano es combinable con el metro aunque sólo tengas billete para uno de los dos. La diferencia con el metro es que en el RER tienes que introducir el billete en las máquinas para poder salir y en el metro no.
Gracias al RER de la línea C pudimos ir tanto a Versalles como a Arpajon.
El jueves era el día antipolución y, además de salirnos el billete por la mitad de precio, lo pudimos utilizar para todos los trayectos que quisimos en el trasporte que quisiéramos. Ello se tradujo en que usamos tanto el RER como el metro todas las veces que pudimos con tal de huir del calor y, por la noche, como fuimos hasta el Sacré Coeur, en vez de hacer pierna subiendo aquella retaíla de escaleras, tomamos el funicular con el billete antipolución. Todo un chollo hasta las 00:00h que caducó el billete.
METRO
Bien conocida es la complejidad del metro parisino y su infinidad de combinaciones posibles, hasta estaciones fantasma tiene. ¡Y debajo de todo ello están las catacumbas! Menos mal que mi amiga ya había vivido un año en París y que se conocía el metro al dedillo, porque yo estaba muy perdida y lo que hacía era disfrutar de las corrientes de aire en medio de aquel calor horroroso y no se podía pedir más de mí (como podéis comprobar pasamos un calor tremendo y supongo que lo seguiré repitiendo muchas veces contándoos estos cinco días en París. Es lo que tiene haber vuelto con una parte de cerebro derretida…).
Me sorprendió muchísimo que nunca tuvimos que esperar más de un par de minutos a que apareciera el siguiente metro. La verdad que fue un no parar. También me llamó la atención que era súper multicultural y no estaba tan lleno como esperaba, eso sí, en el Orlybus, que os hablé antes de él, aquello fue lata de sardinas total. No se movía nadie, respirábamos y ya.
Como dato informativo cada metro recibe el nombre de su última parada y se pueden solicitar planos gratuitos del mismo en las ventanillas de las estaciones. Espero hacerme con el metro a lo largo de este año, porque la verdad es que es muy útil y eficiente.
Ahora que ya tenemos una idea sobre cómo nos movimos por París, voy a contaros lo que vimos el primer día. Dejo para otras entradas los demás días porque sino, esta publicación se va a hacer muy extensa.
LUNES
Nos alojamos en el barrio Le Marais y lo primero que vimos de la que íbamos hacia el apartamento fue el Centro Pompidou. Es el Centro Nacional de Arte y de Cultura Georges Pompidou y resaltan sus vivos colores de entre su gran estructura metálica.
Marais significa pantano, ciénaga, lo cual hace referencia al origen de este barrio cuyas marismas comenzaron a habitarse sobre el siglo XIII. Se puede apreciar que es el barrio parisino que presenta mayor homogeneidad arquitectónica, sus calles son muy estrechas, de edificios grises de gran altura, dando lugar a una zona donde hoy en día se sitúan las comunidades de judíos y de homosexuales.
Una vez que dejamos nuestro equipaje nos dirigimos hacia Notre Dame y las orillas del Sena pasando por el gran Hôtel de Ville.
La inmensa Place de l’Hôtel de Ville fue testigo de muchas de las principales ejecuciones de la época revolucionaria, las cuales fueron prohibidas a finales del siglo XIX. Más pacíficas fueron las hogueras de San Juan en dicha plaza, las cuales encendía el propio rey en más de una ocasión.
El Hôtel de Ville, el ayuntamiento, da nombre a la plaza que lo alberga. Su construcción es encargada por Francisco I en el siglo XVI. Entre los diferentes actos memorables, este edificio fue testigo de la boda de Napoleón con María Luisa de Austria o de las proclamaciones de la 2ª y 3ª república (1848, 1870). También fue víctima de un incendio provocado por los comuneros (communards) y durante su restauración/reconstrucción se llevaron a cabo diversos añadidos, conociéndolo finalmente como es hoy en día.
Como dato súper curioso os cuento el origen de la parabra “huelga” en francés: grève. Antes de denominarse la Place de l’Hôtel de Ville se llamaba la Place de Grève. Como era allí donde se agrupaban los desempleados, las huelgas acabaron llamándose grèves.
La ciudad romana de Lutecia, hoy en día París, nace en L’Île de la Cité, abrigo de la majestuosa Nuestra Señora, la Catedral de Notre Dame. Lugar de la coronación de Napoleón y escenario de las aventuras de Quasimodo y Esmeralda, hace compañía a la ribera del Sena, creando así un marco de grandiosa belleza con marcado estilo gótico.
Justo enfrente de la fachada principal, a los pies de su majestuoso rosetón, podemos pisar el KM 0 de las carreteras francesas. Y si miramos a la derecha, conoceremos al emperador Carlomagno a lomos de su caballo.
La Place du Parvis de Notre Dame nos dio el remanso que necesitábamos después de tan largo día de viaje. Mientras los diversos turistas no paraban de fotografiar, ni de fotografiarse, con Notre Dame, nosotras nos quedamos disfrutando de una tranquila puesta de sol que nos permitió ver la catedral en todos sus colores y texturas, al igual que el impresionista Claude Monet con la Catedral de Rouen.
¡Ya se nos hizo de noche! ¡Continuamos con el viaje en la siguiente entrada!
À bientôt!