1. Regalas nuevos sabores
Ya no se trata exclusivamente del método de cultivo que utilices (nosotros somos grandes partidarios de la agricultura ecológica). El simple hecho de comer las frutas y verduras en un corto periodo de tiempo después de su cosecha implica una diferencia abismal en el sabor. Tener un huerto te permite recoger los vegetales en su punto óptimo de maduración, cuando más sabrosos son.
Y no importa el tamaño del huerto, una simple jardinera con plantas aromáticas es capaz de alegrar cualquier plato fácilmente, simplemente cortar y añadir. La albahaca, el cilantro o el cebollino frescos no son comparables con la versión desecada que podemos encontrar en el supermercado.
2. Regalas nuevas experiencias y aprendizajes
Reconexión con la naturaleza
La vida moderna nos ha desconectado de ciertos ciclos naturales, como las estacionalidad de los productos que consumimos o los ciclos de materia y energía de los cuales dependemos, como el ciclo del agua o el del carbono. No nos engañemos, cuando dependíamos de estos ciclos la situación era dura, una época de sequía o la escasez de alimentos en inviernos muy fríos podía ponernos en situaciones más que complicadas. La cuestión es, que estos ciclos han formado parte de nuestra historia y evolución como seres vivos, hemos dependido de ellos para sobrevivir. Y, según ciertos estudios, el hecho de vivir tan desconectados puede llegar a afectar a nuestro desarrollo cognitivo y emocional. No hay nada como un huerto; meter las manos en el suelo, ver las plantas crecer y dar fruto, para reconectar con esa parte que hemos perdido: las estaciones, el ciclo de agua y el ciclo de nutrientes, todo ello resulta más palpable, aunque sea en las pequeñas dimensiones de nuestro balcón.
Beneficios en el desarrollo de los más pequeños
Todo esto que os he comentado resulta más importante en los más pequeños. Algunos estudios (cuyas fuentes os dejo abajo) aseguran que los niños que participan en actividades al aire libre y relacionadas con la naturaleza, especialmente la jardinería y/o agricultura, presentaban ciertas características diferentes a la media:
1. Desarrollan un mayor sentido de la responsabilidad
2. Tienen una mejor nutrición.
El hecho de cultivar sus propios alimentos hace que acepten mejor el consumo de frutas y verduras. Como experiencia personal, trabajando en un huerto didáctico, recuerdo madres asombradas que veían como sus hijos no solo aceptaban probar por primera vez un tomate, si no que pedían entusiasmados coger más y llevarse a casa. Me gané unos cuantos abrazos de gratitud ese verano :)
3. Demuestran mayor interés y facilidad para el aprendizaje
Los niños que participan en huertos escolares, comunitarios o familiares suelen sacar mejores notas en materia de ciencias. Este hecho se ve incrementado cuando otros compañeros o los padres también se involucran en el proceso.
4. Asumen actitudes más responsables con el medio ambiente
El trabajo en un entorno natural favorece actitudes de respeto y admiración por espacios naturales y una mayor conciencia de los ciclos naturales y del impacto del ser humano en ellos. En definitiva: generan un
5. Ayuda para niños con dificultades de aprendizaje
Un estudio en el cual niños con dificultades de aprendizaje se involucraban en actividades de jardinería encontró una mejora considerable en sus habilidades de comunicación no verbal, organización y cooperación (Dyment & Bell, 2006). También les ayudó a mejorar las relaciones interpersonales y la autoestima y confianza(Cammack, Waliczek, & Zajicek,
2002; Flagler, 1995; Waliczek, Bradley, & Zajicek, 2001)
Referencias:
http://www.kidsgardening.org/node/13152
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1448497/
3. Regalas tiempo de ocio
Tener un huerto es la excusa perfecta para desconectar la televisión y tomarte un momento de relax al aire libre o pasar un tiempo en familia.
4. Regalas sostenibilidad
Son varios los motivos por los que un huerto en casa es un paso más hacia un estilo de vida más sostenible.
Comida sin pesticidas
Los huertos ecológicos urbanos no requieren de tantos tratamientos, y nosotros en Plantea siempre recomendamos que los tratamientos necesarios sean ecológicos. La contaminación del suelo y el agua por pesticidas, junto con el agotamiento del suelo son dos de los impactos más graves de la agricultura industrial.
Menor huella de carbono
El transporte de la comida desde miles de kilómetros hasta nuestros platos es una realidad creciente, en la cual se emite una gran cantidad de gases de efecto invernadero. Teniendo un huerto urbano, reducimos estas emisiones, ya que una parte de los productos que consumimos vendrán directamente de nuestro jardín, terraza, balcón o ventana.
5. Regalas salud
Un huerto urbano supone ciertas mejoras en la salud de las personas, algunos ejemplos son:
- Una mejor nutrición
- Alivio del stress y mejora del humor
- Ligera actividad física
¿Quieres un regalo original y sostenible?
Visita la sección de regalos de Plantea!