Recientemente terminé de leer la Autobiografía (sin censurar) de Darwin publicada por Laetoli y no ha dejado de maravillarme en muchos aspectos. Se puede decir que me ha encantado “conocer” al hombre tras una de las teorías más fascinantes de la historia de la ciencia. Por todo esto, no me faltan motivos a la hora de decir que este debería ser el primer libro, científico o de divulgación, que debiera leer un futuro estudiante de Biología o incluso me atrevería a decir que un futuro científico. Espero convenceros con estos cinco puntos:
1) Es la vida de una de las mentes más importantes de la biología, y contada por él mismo. Un retrato histórico de una época, que nos muestra a una persona con la que, sospecho, habría sido realmente agradable irse de cañas. Sólo por esto ya resulta de sumo interés (como ocurre con La Doble Hélice, aunque Watson no me resulte tan adorable como Darwin).
2) Darwin demuestra en su autobiografía tener algunas de las capacidades más importantes en un futuro científico, como son la tenacidad, el esfuerzo o la humildad. Creo que el joven (y no tan joven) biólogo encontrará en la figura de Darwin a un modelo a imitar en muchos aspectos.
[...] mi éxito como hombre de ciencia ha estado determinado, hasta donde me es posible juzgar, por un conjunto complejo y variado de cualidades y condiciones mentales. Las más importantes han sido el amor a la ciencia, una paciencia sin límites al reflexionar largamente sobre cualquier asunto, la diligencia en la observación y recogida de datos, y una buena dosis de imaginación y sentido común.
3) Darwin y la religión: esta nueva edición nos trae todas las reflexiones de Darwin sobre este tema, que habían sido previamente censuradas (con la mejor de las intenciones) por su familia. Al margen de la importancia intrínseca de leer la versión original, resulta interesante la relación de Darwin con la religión, pues al ser un hombre que logró dejar atrás las imposiciones sociales (si bien admite que nunca fue el más devoto de los fieles) demuestra poseer otra vital característica para el futuro biólogo: la de ser capaz de admitir errores y la de cambiar de opinión. Característica que queda patente en otros ejemplos, como bien verá el lector, incluso fuera de la figura del propio Darwin, como es el caso de Lyell, que terminó aceptando la Teoría de la evolución, siendo ya anciano.
4) Es corto, apenas 100 páginas sin contar la introducción. No es el motivo de más peso, pero es algo que considero importante teniendo en cuenta que El Origen de las Especies tiene unas 600 páginas. Teniendo en cuenta que leer El Origen para aprender evolución resulta tan útil como leer los Principia de Newton para aprender física, considero la historia del propio Darwin algo mucho más interesante.
5) Stay hungry, stay foolish. En ciertos momentos me daba la impresión de que el mismo Darwin me estaba hablando de unir los puntos (joining the dots) y de la importancia de adquirir habilidades o conocimientos que a pesar de que en un principio puedan parecer inútiles, terminan resultando de vital trascendencia.
Y por si mis palabras no bastan para convenceros de leer este libro, espero que las últimas palabras que escribe Darwin en su Autobiografía lo consigan:
Es verdaderamente sorprendente que, con capacidades tan modestas como las mías, haya llegado a influir de tal manera y en una medida considerable en las convicciones de los científicos sobre algunos puntos importantes.
Me despido recordando que ya podéis leer el número 2 de Journal of Feelsynapsis (atención a la magnífica portada), donde esta vez hablo un poco sobre Evolución (e inevitablemente de Darwin).