Aprender un idioma. Y no me refiero a estudiarlo, eso puedes hacerlo desde tu casa. Me refiero a ganar confianza y sentirte cómodo en ese nuevo idioma, la necesidad de comunicación, te obliga a ganarle la batalla al miedo y la vergüenza.
Te conoces más a ti mismo. Sales de tu zona de confort, descubres nuevas facetas de ti y vives situaciones que te ponen al límite y te hacen desarrollar nuevas habilidades.
Conoces nuevas culturas y haces nuevos amigos. No sólo cambian tus horarios, también cambia tu alimentación, tu forma de vestir. Conoces nueva gente y haces lazos con personas que no habrías conocido de no haber salido de tu país.
Descubrir nuevos lugares. Viajar te hace más rico. Desde un paseo a media tarde hasta un viaje o excursión planeado. Todo se disfruta a lo grande.
Valorar más lo que tienes o tenías en tu país. A veces no somos conscientes de la de cosas pequeñas y valiosas que tenemos hasta que vivimos lejos de ellas y las echamos en falta. Un abrazo, unas risas, un chocolate con churros...