Independiente: Su encanto reside en su carácter libre, sin prejuicios y natural. Eso sí, tras compartir placer y emociones fuertes y tener sexo, necesita su espacio. Dáselo si lo amas.
Tímido: Te seducirá con su encantador retraimiento. Es más de gestos que de palabras. No lograrás que te exprese sus emociones después del encuentro, pero sus miradas tiernas, sus abrazos contenedores y sus besos disimulados lo dicen todo.
Egoísta: No es el amante ideal, pues se centra en obtener su propio placer y satisfacción y se olvida de las necesidades de la pareja. En cuanto te descuides, habrá desaparecido.