Para bajar de peso de forma sana y eficaz hay que combinar tres factores: la alimentación, el deporte y el descanso. En este artículo vamos a ver una serie de verduras presentes en la dieta mediterránea que pueden ayudarnos a cumplir este objetivo.
Tomates
Esta verdura es de las más consumidas en la dieta mediterránea. Tiene propiedades depurativas para el organismo. Son verduras muy ricas en vitaminas y minerales que son esenciales para nuestro organismo, como el potasio, el sodio y el magnesio.
Es un alimento que además de aumentar nuestra sensación de saciedad, tiene muy pocas calorías. Por lo tanto es muy buen aliado para bajar de peso. Además lo podemos consumir de muchas maneras, en ensaldas, en crudo con un poquito de sal, en gazpachos, etc.
Espinacas
Estas verduras de hoja verde son una fuente principalmente de proteínas. Apenas tienen hidratos de carbono. Básicamente están compuestas por agua y proteínas. Por lo tanto es un alimento que tiene muy pocas calorías.
Además también son antioxidantes, al igual que los tomates, y tienen minerales esenciales para la salud como el hierro, el magnesio y el calcio.
Para su consumo es recomendable no hervirlas, ya que con este proceso perderán una buena parte de sus nutrientes. También es recomendable no eliminar el tallo, ya que es rico en fibra.
Pimientos
Los pimientos tienen una sustancia que nos va a ayudar a perder peso. Se trata de la concapsaicina. Este compuesto básicamente acelera el metabolismo de nuestro organismo, aumentando así el gasto calórico y favoreciendo la pérdida de peso.
Cebollas
Las cebollas son verduras muy recomendables cuando decidimos perder peso debido a sus propiedades depurativas. Favorecen la eliminación de toxinas y de grasa de nuestro organismo.
Es recomendable añadir cebollas crudas en las ensaladas. Al consumirlas crudas no estaremos eliminando ninguno de sus nutrientes fundamentales.
Pepinos
Posiblemente los pepinos sean las verduras menos consumidas en general de la lista que hemos expuesto. Este alimento tiene la propiedad de inhibir la transformación de los hidratos de carbono en grasas gracias a un componente denominado ácido tartrónico.