Ese es su verdadero compromiso: poner su vida al servicio del lector.
DIOS
dios es
según mi abuelo
la conciencia de cada cuál:
esto explicaría
por qué hay tan poca fey tan poca conciencia:
Y aprovecho esta ocasión para darle mis más sinceras Gracias a todos los lectores habituales y ocasionales de este cuaderno de bitácora y a los lectores de mis libros en general, especialmente a los de mi último libro. Sin vosotros nada de todo esto tendría sentido. Además sois vosotros, los lectores, los únicos que podéis hacer que el discurso que llaman de los márgenes se haga visible en otros sectores de la sociedad. En este sentido, gracias especiales a Rocío Caballero, a Carmen del Río y a Lila, que me lee desde Nueva York.
Quiero dar las gracias también a mi editor Antonio Huerta y a los escritores: José Ángel Barrueco, Andrés Ramón Pérez Blanco, el Kebran, y Vicente Muñoz Álvarez, siempre ahí, desde hace años, en lo bueno y en lo malo.
Y, claro está, a la persona más importante en mi vida desde hace un tiempo: Begoña Casáñez Clemente.
En fin: que muchas Gracias. Nos vemos dentro de otros 50. Feliz día.