El cassette, que a pesar de ser sumamente popular hace solamente unas décadas, este viernes cumple en realidad 50 años de existencia grabando y rebobinando.
Este clásico equipo fue presentado en 1962 por la empresa Philips, para llegar a ser conocido oficialmente recién un año más tarde. Sin embargo, la mayoría de las personas comenzaron a utilizarlo bastante tiempo después llegando a su punto máximo de popularidad en la década de los 80.
Junto con su lanzamiento, este equipo se presentó con un nuevo formato, con mayor fidelidad de sonido pero principalmente con dos puntos a favor: su portabilidad y su capacidad de copia y grabación (con los recordados mix-tape).
Inicialmente, este formato solamente podía grabar entre 30 y 45 minutos por lado y funcionaba por medio de reproductores mucho más grandes, de más de un kilo de peso, que los conocidos y portátiles Walkman que aparecieron junto a su época de oro.
El “compact cassette”, como se llamó originalmente la cinta magnética grabable, fue creado por el consorcio electrónico holandés Philips y presentado al público en 1963. Su reducido tamaño posibilitó la construcción de grabadoras y reproductores portátiles, alimentados con pilas.
Durante muchos años fue el formato usado por la industria musical para presentar sus producciones, junto al disco de vinilo. El cassette vivió su época de gloria como misionero del rock and roll a través de grabaciones no del todo legales de conciertos en vivo o de discos.
Más adelante, comenzó la era del radiocassete y de las copias caseras. La industria musical no se alegró mucho por el éxito del cassette grabable, pero no se desesperó. Después de todo, la calidad empeoraba con cada copia que se realizaba.
Fabricantes como Sony o Aiwa vivieron épocas doradas gracias a sus populares reproductores portátiles de gama alta. Tener un “walkman” o un “Aiwa” era algo semejante a tener en la actualidad un iPhone o un S4. Otros fabricantes apostaron por la gama de entrada (Sanyo) o media (Philips) consiguiendo ventas millonarias.
También fue un elemento imprescindible en la popularización de la informática doméstica en la decada de los 80. Ordenadores de 8 bits, como el Spectrum, Amstrad, Commodore y MSX (entre otros) lo utilizaban como medio de almacenamiento y los juegos llegaban a los usuarios en ese formato. La llegada del floppy y de nuevos equipos con mayores prestaciones (Atari ST, Amiga, MSX-2) arrincono a estos equipos y el intercambio de cintas replicadas en los aparatos de doble platina.
Algo parecido fue lo que sucedió con la llegad de los CDs que empezaron a dominar la industria fonográfica a mediados de los 90 hasta arrinconar totalmente al casette que aún conservo un pequeño espacio en los automóviles hasta los inicios del Siglo XXI
Fuente: GADGETAMANIA