50 años de la Guerra de Independencia de Mozambique

Publicado el 27 marzo 2014 por Moisés Moisés Cayetano Rosado @MoisesCayetanoR

50 AÑOS DEL INICIO EN MOZAMBIQUE DE LA GUERRA POR SU INDEPENDENCIAO ANJO BRANCO
MOISÉS CAYETANO ROSADOAcabo de leer O Anjo Branco, novela de José Rodrigues dos Santos, publicada por Editorial Gradiva en octubre de 2010, que me recomendó hace poco una amiga elvense nacida en Mozambique, y cuya importancia me reconfirmaría pocos días después otra amiga alentejana nacida en Angola.Sabían que ando estudiando las guerras coloniales portuguesas de 1961-74. Esta obra de 680 páginas podía servirme para obtener una visión “novelada” de aquella dura experiencia que enlutó a la metrópolis y a las colonias africanas, como antes ocurriera con las sucesivas descolonizaciones que Europa realizó tras la II Guerra Mundial, con el precedente sangriento y cruel de España en el Protectorado de Marruecos (http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2012/04/los-novios-forzados-de-la-muerte.html).Hace un par de años, otro amigo alentejano -Rui Rosado Vieira, que hizo servicio militar de cuatro años y medio en Angola- me había puesto en la línea de estos sufrimientos con sus Memórias da Guerra (1961-1964): http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2012/05/memorias-de-la-guerracolonial-ofrendas.html. Y mucho he hablado de la problemática con el Capitão de AbrilDuran Clemente, destinado en Guinea en los años finales de la Guerra, hasta que con la Revolução de Abril se le puso fin: http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2014/02/descolonizarportugal-duran-clementeun.htmlEl romance de Rodrigues dos Santos recorre la vida de José Branco, desde su nacimiento hasta el final de su experiencia como médico en la aldea de Tete, en el centro de Mozambique. La experiencia de una terrible masacre cometida por comandos del ejército portugués sobre los habitantes de un poblado cercano (Wiriyamu) lo llevarán al apartamiento, bajo la vigilancia de la terrible PIDE (llamada ya por entonces Direcção Geral de Segurança).Aunque la obra presenta diversos “guiños” comerciales, prescindibles -entreteniéndose demasiado en la narración de su infancia, adolescencia y primera juventud estudiantil, así como en sus devaneos sexuales-, al entrar en la sustancia de su destino laboral en Mozambique cobra dimensión, tanto literaria como documental.La lectura es fácil, la narración ágil, conjugando tiempos y personajes que evitan el tedio de la linealidad unidireccional. Hace saltos temporales para evitar una descripción exhaustiva de hechos no trascendentales e introduce el personaje de un sobrino del médico que llega al mismo destino para cumplir su servicio militar. Con esta incorporación consigue darnos una visión de la vida en la colonia y del conflicto con la metrópolis desde dos perspectivas: la civil (profesionales de la sanidad y su círculo de contactos) y la militar(jóvenes destinados para “servir a la patria” en escenarios de guerra, desde mediados de los años sesenta hasta 1973).Como fondo, el conflicto de la guerra en Mozambique desde sus inicios (1964) hasta la terrible masacre poco antes de la Revolução de Abril, sin “buenos” y “malos” absolutos, sino con seres humanos dotados de sentimientos, certezas, dudas, temores, desconfianzas, miedos. Colonizadores “de todos los colores”; colonizados dentro del engranaje del poder, servidores del mismo (pero casi siempre en el papel de sojuzgados y discriminados); otros integrando grupos de “contestación”, colaborando o formando parte de la guerrilla; unos más, empujados a un lado u otro por la fuerza de las circunstancias, y dificultosamente algunos permaneciendo al margen.O Anjo Branco nos muestra el difícil papel del que con buena voluntad pretende un universo de hombres libres, solidarios, que rompan las barreras de la explotación humana y de la discriminación por razón de procedencia, color de piel, aspiraciones y creencias. El malestar, el envenenamiento que una situación de desigualdades y usurpaciones va creando. El terrible destino de los pueblos sojuzgados y su papel de víctimas cuando se organizan movimientos de liberación, donde cualquier actitud que tomen les puede conducir a la masacre: ¡cuánto saben de ello también los indígenas latinoamericanos, en el punto de mira de los ejércitos y las guerrillas, acusados siempre de colaboracionistas del contrario y eliminados sumariamente por represiones basadas en sospechas!
Luego vendría la Revolução. Y la declaración de independencia. Y las primeras buenas intenciones, transformadas de inmediato en volcánicas, incontrolables saqueos, violaciones, masacres revertidas… Huidas masivas de colonos a una Metrópolis que no estaba preparada para “bienrecibir” de inmediato a más de medio millón de refugiados. De “retornados”, algunos de los cuales eran la primera vez que pisaban el suelo metropolitano portugués; a veces, ni sus padres, ni sus abuelos, etc. lo habían hecho, pues eran varias generaciones ya viviendo fuera. Esa, no obstante, es otra cuestión, como el futuro desastroso que se fue tejiendo en los territorios liberados, que no corresponde a esta novela. Y bien que merecen otra extensa reflexión.