A finales de este mes de junio, el hotel del Temple cumple medio siglo. Una historia que va ligada al crecimiento y la expansión de la ciudad al otro lado del puente del ferrocarril, donde antaño todo era explanada, la creación del Hotel y posteriormente del barrio que adoptó su nombre unieron definitivamente el barrio de Flores del Sil con La Puebla gracias a la construcción de este complejo hotelero.
En la segunda mitad de la década de los sesenta, un abogado y empresario ponferradino llamado Pedro Barrios soñó con crear un lujoso Hotel Residencia en la ciudad. para ello incorporó a la sociedad que creó a sus hermanos José Luis, Telmo y Plácido y también a otros socios minoritarios, buscando conseguir las relaciones con la política y el poder de la época. Ricardo Cedrón fue el primer Presidente de la empresa Reunec S.A. otros socios fueron Santiago Cañedo Pidal, empresario asturiano, Luis Rodríguez Castellá, en aquel momento Director de Roldán, posteriormente de Ensidesa y Telefónica, Daniel Vuelta, Donato Peláez, Luisa Buelta o Celestino Fernández, herrero de profesión y una de las almas que le dio forma al Hotel.
La inversión en las instalaciones fue de aproximadamente 64 millones de Pesetas (385.000€ ).Para financiar la inversión, se fueron vendiendo solares alrededor que costeaban la construcción del Hotel y la gasolinera que se encuentra en la calle posterior.
En un primer momento, el complejo hostelero constaba de Hotel, restaurante y cafetería, para su construcción, Barrios se documentó extensamente sobre la decoración del medievo, ademas se rodeó del un gran equipo humano. Durante meses estuvo visitando pueblos, casas señoriales, castillos y palacios con su cámara fotográfica, buscando mil y un detalles para conseguir crear un sitio único como es el Temple. Por su parte, Dacio Belzúz, delineante y quien plasmaba las ideas en papel, Celestino Fernández Especialista en forja y Eugenio de Paz, responsable de las adquisiciones y de la ejecución de la obra, fueron los artífices de llevar adelante el sueño de Barrios.
Capaces de rastrear los pueblos del Bierzo, Maragatería, Valdeorras y otras zonas de Castilla, Asturias y Galicia para encontrar piedras ornamentales (En las paredes del Temple se pueden encontrar hasta fósiles de graptolitos), la acera perimetral está construida con piedras de Ambasmestas, la fachada está cubierta de piedras de Carucedo o de Arriondas (Asturias) en la ornamentación también se utilizaron ladrillos hechos a mano en Benavides de Órbigo. Las rejas que se ven en sus ventanas se realizaron a imagen de las del Castillo de Villafranca del Bierzo. La cerámica se adquirió en Madrid y las tejas de barro que cubren el hotel se trajeron del país vasco.<<Se las canjeamos por un camión de carbón, estaban acostumbrados a quemar lignito para la cocción y para ellos también fue un buen cambio”>> Recuerda Eugenio de Paz.
La pizarra del impresionante hall de entrada se trajo de Valdeorras y las maderas que están incrustadas en el suelo, pertenecen a unas cubas de vino de la suegra de Pedro Barrios. Gran parte de los muebles antiguos se compraron en un pueblo abandonado al lado de Manjarín llamado Labor del Rey. <<Pedro siempre pagaba lo que le decían, a veces, le tuve que quitar el dinero de la mano, la gente veía que había dinero y pedía por pedir>> Recuerda De Paz. La madera y las tallas en la misma las hizo Senén Robleda, un fantástico ebanista por el que pasaron los muebles antiguos y que también realizó muebles nuevos en maderas nobles.
También José Carlos Guerra, un pintor natural de Benavente fue el encargado de realizar los cuadros que decoran las diferentes estancias del complejo. Para ello estuvo viviendo durante más de un año en el hotel. Era tal el mimo con el que se creó el hotel que, incluso se discurrió una técnica de envejecimiento de la madera enterrando los muebles bajo tierra durante unos días para darle el aspecto deseado.
Muchas de estas adquisiciones no eran premeditadas, se le ocurrían a Pedro Barrios en sus viajes y después enviaba a Eugenio de Paz para la adquisición. La construcción del hotel llevó aproximadamente tres años en los que se trabajaba de día y de noche.
La apertura
Por fin el Sábado 29 de junio de 1968 abría sus puertas el Hotel del Temple de Ponferrada. Acudieron al evento autoridades locales y representantes de la sociedad y el comercio de la zona. Una ciudad y una comarca que vivía un momento de auge económico. El complejo hotelero se situaba en pleno paso de la Carretera de Orense (Hoy Avenida de Portugal) y llegaba a la ciudad después de décadas de hegemonía del Hotel Madrid, era un nuevo establecimiento con capacidad hotelera para 197 personas en 83 habitaciones dobles y 31 sencillas. Todas con baño completo, algo que por increíble que parezca, todavía no era habitual en los años sesenta.
La inauguración oficial
“- El turismo no destruye nada, si no que, por el contrario, todo lo complementa y mejora” – Manuel Fraga Iribarne en la inauguración del Hotel Temple 1968. Fuente: ABC
Un mes después de la apertura, el sábado 3 de agosto, el Hotel se inauguró oficialmente por Manuel Fraga Iribarne, por aquel entonces Ministro de Información y Turismo del gobierno de Franco. El turismo comenzaba a ser una de las fuentes de ingresos principales para un país que salía como podía de las penurias de la posguerra, a cambio Ponferrada respiraba prosperidad por los cuatro costados.
Cafetería y Restaurante
Pronto Barrios se dio cuenta de lo complicado que era el día a día de la hostelería y de que era más saludable buscar socios que se implicaran en optimizar el rendimiento de las diferentes líneas de negocio. Durante muchos años contó con Emilio Ruiz instruido en la escuela hostelera suiza, para gestionar la parte de restauración. La cafetería fue durante décadas el centro de reunión de los ponferradinos. Actividades empresariales, sociales o simplemente una merienda de chocolate con churros o tortitas con nata, algo que sonaba exótico en la Ponferrada de los años 70, llevaban a los visitantes a guardar cola en la entrada a la espera de una mesa libre.
El restaurante del Temple, situado en la parte inferior de la cafetería, fue también el lugar por excelencia donde celebrar bodas y banquetes en nuestra comarca. Hasta tal punto se agolpaban las reservas que también se utilizaban los salones sociales del hotel. situados en la primera planta para servir los ágapes.
Boite del Temple
Pocos años después de la apertura del hotel, el inmueble anexo al hotel, pensado para instalar una exposición de maquinaría industrial, se reconvirtió en la Boite del Temple, una sala de fiestas que sin duda quedó marcada a fuego en varias generaciones.
Emilio Ruiz fue el encargado durante los primeros años de su dirección. José Ramón (hijo de Pedro Barrios) y Amalita (locutora de Radio Juventud) fueron los primeros “pinchadiscos” de la sala. Posteriormente por la cabina también pasaron otros Disc-Jockeys como Rafa o Willy más tarde, la época de José “Samoa” y de Domingo.
Por impensable que parezca hoy en día, Ponferrada estaba en el mapa de las giras de los mejores artistas de la época, por su escenario pasaron entre otros: Karina, Los Bravos, Juan Pardo, Julio Iglesias, Junior, Four Tops, Lola Flores, Demi Rousos, Mari Carmen y sus muñecos, Andrés Pajares, Fernando Esteso, Jose Luis Moreno, Albano y Romina Power, Donna Hightower, Basilio, Mocedades, Sergio y Estibaliz, Miguel Ríos y muchos más, incluso en los inicios de la década de los ochenta se celebró un casting de bailarines para un concurso en el archiconocido programa ‘Aplauso’ o la actuación de Pedro Marín, uno de los grandes fenómenos fan de los primeros ochenta.
La apertura de la Discoteca, una de las primeras de la comarca, se encontró con la segunda etapa de la ‘Ciudad del Dólar’. Los mineros ganaban dinero, los comerciantes vendían, la ciudad bullía y el país por fin comenzaba a levantar cabeza. Cuentan los que vivieron estos primeros años de la discoteca que, durante unas navidades, al coincidir varios días festivos, con los bancos cerrados, la caja de caudales del hotel no se podía cerrar de la cantidad de dinero que había en su interior.
Motel de Pradorey
El motel de Pradorey tal y como lo conocemos, estuvo a punto de edificarse en Marbella, pero el miedo a perder el control por la distancia a Ponferrada, hizo que se desechase esa ubicación. El incansable protagonista de nuestra historia, decidió entonces situarlo en Astorga. Un nuevo Motel de carretera al estilo americano, con bungalows independientes.
La idea era buena: En los setenta, un viaje de La Coruña a Madrid por la N-VI original de doble sentido y con un trazado muy sinuoso, ocupaba muchas horas, lo que casi siempre obligaba a pernoctar a mitad de camino y Astorga era un sitio perfecto. La idea era buena, si, pero… No hizo falta que llegara la actual Autovia A-6, al abrirse la N-VI con un trazado mucho mejor, permitía hacer el viaje de una sola vez y con ello gran parte del negocio se fue al traste.
En los años ochenta Pedro Barrios vende sus participaciones en la empresa a Antonio Rey, un empresario coruñés ligado familiarmente al Bierzo. Durante su gestión al frente de la empresa se fraguó la adquisición de la Discoteca Caravel en la ciudad y también la compra del Hotel Riosol de León. Actualmente su hijo, también Antonio Rey continúa al frente del Hotel del Temple.
Hoy por hoy, el Temple sigue siendo uno de los grandes hoteles de la ciudad, que recibe al año a miles de turistas y visitantes y un complejo que deja boquiabierto a aquel que lo visita por primera vez.
Pedro Barrios, un emprendedor imparable
El Hotel del Temple forma parte de la historia reciente y de la fisonomía de la ciudad de Ponferrada, este año cumple cincuenta años. La idea de crear este particular complejo se fraguó en la cabeza de un berciano que tuvo mucha importancia en el crecimiento económico de la Ponferrada del Siglo XX. Para conocer la historia de este curioso edificio hay que conocer la de su artífice.
Pedro Barrios Troncoso, nació en 1922 en Villa Marina, un chalet que estuvo situado en la Plaza del Ayuntamiento de la ciudad, un hombre emprendedor, abogado de profesión, que procedía de una familia acomodada.
Su padre, también Pedro Barrios, era natural de Las Vegas de Yeres y llegó a ser Diputado por León del CEDA en la Segunda República, combinaba su profesión de abogado con la rutina del pueblo, siempre que podía se acercaba a Las Vegas de Yeres a echar la partida al bar y entre mano y mano de la baraja, compraba a los vecinos de la zona Wolframio de estraperlo.
– Don Pedro ¿Me compra usted las piedras?
– ¿Cuánto traes?
– Seis kilos
– ¡Al acabar la partida me lo traes y te pago!
El Wolframio era difícil de colocar en el mercado sin justificar su procedencia, así que a Pedro (hijo) se le ocurrió solicitar una licencia de explotación en la zona del Montearenas donde hay también pequeñas vetas, para poder vender legalmente el mineral que vecinos del pueblo le acercaban a la vez que jugaba a la baraja, de esta manera, se fue adentrando al mundo de los negocios.
Pronto comenzó a llevar adelante diferentes e importantes proyectos empresariales como la explotación del Coto Vivaldi junto a Manuel Garnelo, una explotación de hierro paralela al Coto Wagner propiedad de la MSP. Una impresionante veta de hierro, posiblemente la más grande de Europa, que comienza en las cercanías de Astorga, cruza la comarca del Bierzo bajo el Pantano de Bárcena, llegando casi hasta La provincia de Lugo. Con esta actividad, consiguió ganar mucho dinero que le permitió seguir creciendo en los negocios.
En 1957 se inauguró Aceros Roldán en Santo Tomás de las Ollas, factoría fundada por Victoriano Muñoz Oms, una metalúrgica de la que Pedro Barrios también fue socio fundador y el artífice de la compra y cesión de terrenos que ocupa la factoría, estos en muchos casos, fueron comprados y algunos canjeados a cambio de trabajo en la acerera, otros, incluso los que ocupan las industrias ubicadas en el Montearenas, fueron negociados con la Junta Vecinal en cesión por 95 años. También consiguió que Endesa, por aquel entonces propiedad del estado, les concediera un contrato eléctrico durante 25 años a un precio muy bajo para la electricidad que precisaba la factoría en la elaboración del acero.
La prosperidad de la comarca y su imparable carácter emprendedor llevó también a Barrios, conocedor de las andanzas del empresario orensano Eduardo Barreiros a instalar en el Montearenas de Ponferrada un concesionario de camiones Barreiros y de vehículos Chrysler, Dodge, Simca y Talbot.
El joven Pedro, ejerció de abogado de la empresa Antracitas de Gaiztarro y también en la MSP. El empuje de la juventud y las ganas de prosperar hicieron que, apoyado en su amistad con la familia Gaiztarro, y siguiendo los consejos de Candelario Gaiztarro comprara unos antiguos lavaderos de carbón situados entre las vías del Ferrocarril y la Carretera de Orense, esos solares son hoy en día el Barrio del Temple y también el lugar donde se asentaría el Hotel del Temple.
La importancia de Pedro Barrios en el crecimiento económico de Ponferrada y El Bierzo fue tan relevante como poco conocida, en el momento álgido de los diferentes negocios en los que participaba llegó a dar trabajo a cerca de un millar de personas.
A Pedro Barrios se le quedó pequeña su Ponferrada natal, sus estancias en Madrid, donde estudiaban sus hijos, comenzaron a ser cada vez más largas, su estatus le permitió relacionarse con la jet-set de la época, su casa en la Calle Joaquín Costa, en el lujoso Barrio del Viso, era lugar de encuentro de empresarios, folclóricas y hasta actrices de Hollywood como Ava Gadner, vecina de la cercana calle Doctor Arce. También el hostelero Lucio con el que guardaba una gran amistad y que le propuso en diversas ocasiones montar un restaurante en Madrid, finalmente Lucio montó en solitario Casa Lucio en la Calle Cava Baja.
Pedro Barrios Troncoso se deshizo de la mayor parte de sus negocios y siguió dedicándose a la abogacía, pasó sus últimos años de vida entre Ponferrada y Sanxenxo, junto a su mujer, Mari Laredo de la que por aquel entonces, estaba separado, pero con la que mantenía una buena relación. Falleció en 2001 en Ponferrada dejando como principal legado a su ciudad el emblemático Hotel Residencia del Temple.
Agradecimientos: Encina Laredo (+) Pedro Barrios Jr y Eugenio de Paz